lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 30.

301Vio Rquel que no daba hijos a Jacob, y envidiosa de su hermana, Raquel dijo a Jacob:
-¡Dame hijos o me muero!
2Se enfadó Jacob con Raquel y le dijo:
-¿Hago yo las veces de Dios para negarte el fruto del vientre?
3Ella replicó:
-Ahí tienes a mi sierva Bilha. Acuéstate con ella para que dé a luz en mis rodillas. Así, por ella, yo también seré edificada.
4Y le entregó a su sierva Bilha como esposa. Jacob se acostó con ella; 5ella concibió, dio a luz un hijo para Jacob. 6Raquel comentó:
-Dios me ha hecho justicia y me ha escuchado y me ha dado un hijo.
Por eso lo llamó Dan*. 7Volvió a concebir Bilha, criada de Rquel, y dio a luz un segundo hijo para Jacob. 8Raquel comentó:
-Una competición divina: he competido con mi hermana y la he podido.
Y lo llamó Neftalí*.
9Viendo Lía que había cesado de dar a luz, tomó a su criada Zilpa y se la dio a Jacob como mujer. 10Zilpa, criada de Lía, dio a luz un hijo para Jacob. 11Lía comentó:
-¡Qué suerte!
Y lo llamó Gad*. 12Zilpá, criada de Lía, dio a luz un segundo hijo para Jacob. 13Y Lïa comentó:
-¡Qué felicidad! Las mujeres me felicitarán.
Y lo llamó Aser*.
14Durante la cosecha del trigo fue Rubén al campo y encontró unas mandrágoras; y se las llevó a su madre Lía. Raquel dijo a Lía:
-Dame algunas mandrágoras de tu hijo.
15Y le contestó:
-¿Te parece poco quitarme a mi marido, que me quieres quitar también las mandrágoras de mi hijo?
Replicó Raquel:
-Bueno, que duerma contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de tu hijo.
16Cuando Jacob volvía del campo al atardecer, Lía le salió al encuentro y le dijo:
-Acuéstate conmigo, que he pagado por ti con las mandrágoras de mi hijo.
Aquella noche la pasó con ella. 17Dios escuchó a Lía, que concibió y dio a luz el quinto hijo para Jacob. 18Lía comentó:
-Dios me ha pagado el haberle yo dado mi criada a mi marido.
Y lo llamó Isacar*. 19Volvió a concebir Lía y dio a luz para Jacob el sexto hijo. 20Lía comentó:
-Dios me ha hecho un buen regalo. Ahora me honrará mi marido, pues le he dado seis hijos.
Y lo llamó Zabulón*.
21Después dio a luz una hija y la llamó Dina.
22Dios se acordó de Raquel, Dios la escuchó y la hizo fecunda.
23Ella concibió, dio a luz y comentó:
-Dios ha reitrado* mi afrenta.
24Y lo llamó José*, diciendo:
-El Señor me dé otro hijo.

Jacob y Labán (Sab 10,11)

25Cuando Raquel dio a luz a José, Jacob dijo a Labán:
26-Déjame volver a mi lugar y a mi tierra. Dame las mujeres por la que te he servido (y los hijos) y me marcharé; tú sabes lo mucho que te he servido.
27Labán le respondió:
-¡Por favor! He sabido por un oráculo que el Señor me ha bendecido por tu causa. 28Señala tu salario y te lo pagaré.
29Le replicó:
-Tú sabes cómo te he servido y cómo le ha ido al rebaño que me has confiado. 30Lo poco que antes tenían ha crecido inmensamente porque el Señor te ha bendecido por mi causa. Es hora de que haga algo también por mi familia.
31Le preguntó:
-¿Qué quieres que te dé?
Contestó Jacob:
-No me des nada. Sólo haz lo que te digo, que yo volveré a pastorear y guardar tu rebaño.
32(Jacob le dijo):
-Pasa hoy por todo el rebaño y aparta todas las ovejas oscuras y todos los cabritos manchados; ése será mi salario. 33Así mañana, cuando llegue el momento de pagarme, mi honradez responderá por mí: todo cabrito no manchado y toda cordera oscura en mi poder serán robados.
34Respondió Labán:
-Está bien, sea lo que tú dices.
35El mismo día apartó todos los cabritos rayados o manchados y todas las cabras manchadas o con manchas blancas y todas las corderas oscuras, y se las confió a sus hijos.
36Labán se alejó unas tres jornadas de camino mientras Jacob pastoreaba el resto del rebaño de Labán.
37Jacob tomó varas frescas de chopo, almendro y plátano, peló en ellas tiras blancas descubriendo de lo blanco de las varas, 38y colocó las varas peladas en los abrevaderos frente al ganado, donde las ovejas solían beber agua, para que los machos las cubriesen cuando venían a beber. 39En efecto, las cubrían frente a las varas y las cabras parían crías rayadas o manchadas. 40Jacob apartó las ovejas y las apareó con machos oscuros o rayados y mantuvo separado su rebaño sin mezclarlo con el de Labán.
41Cuando los animales más robustos cubrían, colocaba las varas frente al ganado en el abrevadero, para que cubrieran frente a las varas. 42Cuando los animales eran flojos, no lo hacía. Y resultó que el ganado flojo le tocó a Labán, el robusto a Jacon. 43De este modo se enriqueció muchísimo: tenía muchos rebaños, siervos y siervas, camellos y asnos.

Explicación.

30,1-6 La rivalidad no era rara en el régimen de poligamia. La legislación se ocupa del asunto: Dt 21,15; Lv 18,18 prohíbe la boda con dos hermanas. También se lee en los sapienciales: Eclo 25,14; 26,6; 37,11. En textos narrativos tropezamos con el caso de Ana y Fenina (1 Sm 1,5) Raquel asiste al nacimiento de cuatro hijos de su hermana. La fecunda procura ganarse con los hijos el amor. A la preferida el amor del marido ya no le basta. Ser estéril era una afrenta para una mujer (23). Si no puede ser madre, su vida no tiene sentido (compárese con Rebeca 25,22). El lector que conoce la historia de Raquel hasta el final se estremece al oír aquí su grito: la mujer morirá al dar a luz al segundo hijo.

30,3 Gn 16,12; Rut 4,16.

30,6 * = dyn = juzgar.

30,8* = nptl = competir.

30,11 * = gd = suerte.

30,13 * ´sr = felicidad. Lc 1,48.

30,15 Cant 8,7.

30,14-18 Se atribuían a las mandrágoras virtudes afrodisíacas o estimulantes de la fecundidad. Las usaba la maga Circe en sus filtros. Raquel se ve obligada a suplicar, refiriéndose a "tu hijo". Lía responde con dureza -como un día Jacob a su hermano hambriento-, e incluye las mandrágoras en un trato más modesto: una noche de amor con el marido, una noche sustraída a la esposa favorita. En el trato femenino se pone en venta algo del marido: "dormirás conmigo, pues he pagado por ti". Que la mujer pague por la prestación del marido es la última humillación de Jacob.

30,18 * = skr = paga.

30,20 * = zbl = regalar.

30,23 * = ´sp = retirar.

30,24 * = ysp = añadir.

30,25-43 Esta vez la burla se vuelve contra Labán. Jacob, engañado en el asunto de las mujeres, hace al tío víctima de su codicia. Todo sucede en un contexto de pastores, en el que la fecundidad del ganado es fuente de riqueza, y el color y aspecto de los animales se observa con atención. Muchos detalles del relato son muy difíciles de comprender: no conocemos el significado de varios términos ni las creencias populares presupuestas. Parecen pensar que lo que miran los machos cuando cubren influye en el color de las crías. También resulta difícil concordar las fechas indicadas: si calculamos a hijo por año -podrían ser más- y lo añadimos a los siete años de servicio, nos salen diez y nueve: tiempo de marcharse para Jacob. Labán propone una ampliación del contrato con una nueva paga.

Otra vez están los dos hermanos, tío y sobrino, frente a frente. Jacob recibió una primera lección cuando le dieron a Lía en vez de Raquel; se ha desquitado con el orgullo de su hermosa familia. Labán juega en terreno propio, pero Jacob no es menos pastor que él. Labán cede al yerno la primera elección, probablemente por cálculo; Jacob no quiere un pago inmediato, sino participación en los beneficios. La suerte decidirá lo que le ha de tocar, pero Jacob sabe cómo encauzar la suerte a su favor. Labán cree jugar con ventaja: es amo de los rebaños, vive en su país y lo respalda su gente: pero Jacob le gana en astucia y en destreza pastoril. Pueden leerse algunos proverbios que encomian la astucia o sagacidad: PRov 12,23; 13,16; 14,8.15.

30,27-30 Lo mismo que el patriarca Abrahán, Jacob ha sido cauce de bendición.Las dos partes lo reconocen. Como Jacob ha pagado con sus catorce años de trabajo, son suyas las mujeres y los hijos. Lo que gane en adelante es todo para él. 27 Gn 39,3.

30,31 Prov 14,8.

30,35 Labán encomienda a sus hijos el ganado cedido a Jacob y encomienda a Jacob el suyo para que lo pastoree. Aleja ambos rebaños para evitar cruces. "Blanco" se dice laban, chopo se dice libne: jugando con el nombre del amo; hsp hlbn (37) significa pelar lo blando y se puede entender como despojar a Labán.

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