lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 31.

Huida de Jacob


311Jacob oyó decir a los hijos de Labán:

-Se ha llevado Jacob todas las propiedades de nuestro padre y se ha enriquecido a costa de nuestro padre.
2Observó Jacob el ademán de Labán y ya no era el de antes.
3El Señor dijo a Jacob:
-Vuelve a la tierra de tus padres, tu tierra nativa, y estaré contigo.
4Entonces Jacob mandó llamar a Raquel y Lía al campo de sus ovehas. 5Y les dijo:
-He observado el ademán de vuestro padre, y ya no es para mí como antes. Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; 7pero vuestro padre me ha defraudado cambiándome el salario diez veces, aunque Dios no le ha permitido perjudicarme. 8Pues cuando decía que mi salario serían los animales manchados, todas las ovejas los parían manchados; y cuando decía que mi salario serían los animales rayados, todas las ovejas los parían rayados. 9Dios le ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí. 10Una vez durante el celo, mirando en un sueño vi que todos los machos que cubrían a las ovejas eran rayados o manchados. 11El ángel de Dios me dijo en el sueño:
-Jacob.
-Aquí estoy -le contesté.
12Me dijo:
-Echa una mirada y verás que todos los machos que cubren a las ovejas son rayados o manchados. He visto cómo te trata Labán. 13Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una estela y me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de esta tierra y vuelve a tu tierra nativa.
14Raquel y Lía le cotestaron:
-¿Nos queda parte o herencia en nuestra casa paterna? 15¿No nos considera extrañas? Nos ha vendido y se ha comido nuestro precio. 16Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre, nuestra era y de nuestros hijos. Por tanto, haz todo lo que Dios te ha dicho.
17Jacob se levantó, puso a los hijos y las mujeres en camellos 18y guiando todo el ganado y todas las posesiones que había adquirido en Padán Aram, se encaminó a casa de su padre Isaac, en tierra cananea.


Persecución y encuentro.



19Labán se machó a esquilar las ovejas y Raquel robó los amuletos de su padre. 20Jacob había disimulado con Labán el arameo, sin darle a entender que se escapaba. 21Así se escapó con todo lo suyo, cruzó, el río y se dirigió a los montes de Galaad. 22Al tercer día informaron a Labán de que Jacob se había escapado. 23Reunió a su gente y salió en su persecución. A los siete días de marcha le dio alcance en los montes de Galaad.

24Aquella noche se le apareció Dios en sueños a Labán el arameo y le dijo:
-¡Cuidado con meterte con Jacob para bien o para mal!
25Labán se acercó a Jacob. Este había plantado la tienda en una altura y Labán plantó la suya en la montaña de Galaad. 26Labán dijo a Jacob:
-¿Qué has hecho? ¿Por qué has disimulado conmigo y te has llevado a mis hijas como cautivas de guerra? 27¿Por qué has huido a escondidas, furtivamente, sin decirme nada? Yo te habría despedido con festejos, con cantos y cítaras y panderos. 28Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Qué imprudente has sido! 29Podría haceros daño, pero el Dios de tu padre me dijo anoche: "¡Cuidado con meterte con Jacob para bien o para mal!" 30Pero si te has marchado por nostalgia de la casa paterna, ¿por qué me has robado mis dioses?
31Jacob contestó a Labán:
-Tenía miedo pensando que me ibas a arrebatar a tus hijas. 32Pero aquel a quien le encuentres tus dioses no quedará con vida. En presencia de tu gente, si reconoces que tengo algo tuyo, tómalo. (No sabía Jacob que Raquel los había robado).
33Entró Labán en la tienda de Jacob y en la tienda de Lía y en la tienda de las dos criadas y no encontró nada. Salió de la tienda de Lía y entró en la tienda de Raquel. 34Raquel había recogido los amuletos, los había escondido en una montura de camello y estaba sentada encima. Labán registró toda la tienda y no encontró nada. 35Ella dijo a su padre:
-No te enfades, señor, si no puede levantarme delante de ti; es que me ha venido la cosa de las mujeres.
Y él, por más que buscó, no encontró los amuletos.
36Entonces Jacob, irritado, se querelló con Labán y le dijo:
-¿Cuál es mi crimen, cuál mi pecado, para que me acoses? 37Después de revolver todo mi ajuar, ¿qué has encontrado del ajuar de tu casa? Ponlo aquí delante de mis parientes y los tuyos, y ellos arbitrarán nuestro pleito. 38Veinte años he pasado contigo. Tus ovejas y cabras no han abortado, no he comido los carneros de tu rebaño. 39Lo que las fieras despedazaban no te lo presentaba, sino que lo reponía con lo mío; me exigías cuenta de lo robado de día y de noche. 40De día me consumía el calor, de noche el frío, y no conciliaba el sueño. 41De estos veinte años que he pasado en tu casa, catorce te he servido por tus dos hijas, seis por las ovejas, y tú me has cambiado el salario diez veces. 42Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán, y el Terrible de Isaac no hubiera estado conmigo, me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios se fijó en mi aflicción y en la fatiga de mis manos y me ha defendido anoche.
43Labán replicó a Jacob:
-Mías son las hijas, míos son los nietos, mío es el rebaño, cuanto ves es mío. ¿Qué puedo hacer hoy por estas hijas mías y por los hijos que han dado a luz?
44Pues bien, hagamos un pacto los dos, que sirva de garantía a los dos.


Alianza de Labán y Jacob (Gn 26,28-33)



45Jacob tomó una piedra, la erigió a modo de estela 46y dijo a su gente:

-Recoged piedras.
Reunieron piedras e hicieron un majano; y comieron allí junto al majano. 47Labán lo llamó Yegar Sahduta, Jacob lo llamó Gal´ed.
48Dijo Labán:
-Este majano es hoy testigo de los dos (por eso se llama Gal´ed).
49Lo llamó Mispá* diciendo:
-Vigile el Señor a los dos cuando no nos podamos ver. 50Si maltratas a mis hijas o tomas además de ellas otras mujeres, aunque nadie lo vea, Dios lo verá y nos será testigo.
51Labán dijo a Jacob:
-Mira el majano y la estela que he erigido entre los dos. 52Este majano y esta estela son testigos de que ni yo traspasaré el majano para entrar por las malas en tu territorio ni tú traspasarás el majano o la estela para entrar por las malas en mi territorio. 53El Dios de Abrahán y el Dios de Najor serán nuestros jueces (los dioses de ambos).
Jacob juró por el Terrible de Isaac, su padre. 54Jacob ofreció un sacrificio en el monte e invitó a comer a su gente. Comieron y pasaron la noche en el monte.


Explicación.



31 Narra la huida de Jacob. Su riqueza provoca la envidia de los primos y a la vez provoca la huida o el retorno. Un planteamiento jurídico, sobrepuesto a las relaciones familiares, se resuelve en proceso y concluye en pacto.


El carácter familiar es patente y se manifiesta en repetidas expresiones. El doble matrimonio ha estrechado las relaciones familiares; se repiten densamente los términos "padre, hijos, hijas", pero falta "hermano". Si Jacob es "hueso y carne" de Labán (29,14), más lo es de las hijas, como enseña Gn 2,23.

Por ellas, por partida doble, es miembro de la familia.

La relación jurídica no es menos importante. La planteó Labán: "Por ser mi hermano, no me servirás de balde" (29,15): ¿generosidad en "no de balde"?, ¿dominio en "me servirás"?" Jacob aceptó el planteamiento aportando todo su trabajo. En la relación jurídica se inserta un factor imprevisto que no es cuantificable: la bendición divina atraída por el empleado (30,27; cfr. Dt 15,14; Prov 10,22).

31,1-3 Tensiones. La tensión jurídica se establece entre el trabajo real y generoso de Jacob y las trampas y deslealtad de Labán. Se hace insostenible cuando se contagia de tensión el factor humano: los primos murmuran y protestan, el tío cambia de actitud y lo muestra. El comentario de los primos equivale a decir que se consideran despojados por Jacob de la herencia paterna, ya que "lo de nuestro padre" sería un día suyo. Jacob teme porque Labán es más fuerte y alberga hostilidad. Decide emplear el recurso del débil: huir, pues el intento de marcharse por las buenas no ha resultado (30,27). Con un oráculo, Dios cambia el sentido de la huida en retorno. Pero Jacob necesita la anuencia de las mujeres.

31,4-16 Consejo de Familia: sirve para debatir la situación jurídica, incluyendo el designio de Dios, y para tomar decisiones. Jacob expone sus razones en términos bilaterales: ha "serivdo" sometido al arbitrio de Labán, ha trabajado sin ahorrar sus fuerzas. Él, que es libre de nacimiento, heredero de un padre ilustre. A cambio, Labán lo ha explotado sin escrúpulos.

Raquel y Lía añaden sus quejas a las del marido. Se sienten excluidas de la economía familiar: no les queda "parte ni herencia" (cfr. Prov 17,2). Más grave: el padre ha vendido a las hijas como si fueran "extrañas" (cfr. Ex 21,7; Jl 4,3) y se ha comido el producto de la venta. Dios añade su veredicto recordando la cita en Betel (13); su mandato suena como el dirigido a Abrahán: "sal de esta tierra". El resultado es que Jacob está libre y las mujeres están dispuestas a "abandonar la casa paterna" para seguir al marido.

31,13 Gn 28,15.

31m15 Nm 36; Jl 4,3.

31,16 Gn 24,58.

31,17-25 La ejecución está contada con sentido dramático y con maestría en la presentación de la simultaneidad. Se pude esquematizar así:

31,17 s Jacob se pone en camino hacia el país cananeo.


31,19 Mientras Labán está de esquileo, Raquel roba los amuletos. 1 Sm 25; Jue 17,5.



31,20s Jacob huye hasta la sierra de Galaad.



31,22s Y Labán lo persigue hasta la sierra de Galaad.



31,24 Pausa nocturna: Dios amonesta a Labán.



31,25 Las tiendas de los contendientes cercanas y separadas.



31,26 Comienza el proceso. Los dos hurtos. El vergo, gnb, hurtar suena ocho veces en el capítulo. Jacob huye "furtivamente", hurtando la notificación al suegro, privándolo de las despedidas familiares; como si echara una zancadilla por omisión. Raquel hurta unos amuletos, quizá dioses penates o lares. ¿Como compensación?, ¿para asegurarse su protección? El esquileo era una ocasión de trabajo intensivo y fiesta común para los pastores (1 Sm 25; 2 Sm 13), como la cosecha para los labradores. Ocasiona la ausencia del amo.


La huida. La marcha de Jacob se llama cuatro veces "huida", el mismo verbo usado para la huida ante las amenazas de Esaú (27,43). Se empieza a cerrar un arco narrativo. Con tres días de retraso, lo que tarda la noticia en llegar, se pone en marcha Labán. En siete días le da alcance, ya que marcha sin impedimenta. Cuando los dos están a la vista, el autor interpone una pausa nocturna que frena el relato. Dios comunica al perseguidor una orden perentoria, que lo intimida, aunque no sea obedecida a la letra.

31,26-44 Juicio contradictorio. El planteamiento de un juicio contradictorio es en resumen el siguiente. Supone una relación jurídica previa entre dos personas o grupos. Se hace sin recurrir a un tercero con autoridad para dirimir o sentenciar. La parte que se considera ofendida por incumplimiento del convenio convoca al supuesto ofensor y se querella con él, para que confiese, repare y haga posible el restablecimiento de la justicia. Puede haber testigos notariales que asisten y garantizan el juego limpio, pueden realizar un registro, dar un parecer, ayudar en la resolución final. El proceso presente se articula así:

31,26-30 Requisitoria de Labán: doble pleito.


31,31-32 Respuesta de Jacob disculpándose.



31,33-35 Registro de las tiendas.



31,36-42 Requisitoria de Jacob con doble acusación.



31,26-30 La requisitoria se articula con tres fórmulas judiciales clásicas:


a) ¿Qué has hecho? Engañarme a mí y tratar a las hijas como a cautivas de guerra (cfr. Nm 31,9.18: Dt 21,10-13; Jue 21,22) "Has hecho una locura".

b) ¿Por qué no me has permitido despedirme por las buenas?

c) ¿POr qué has robado mis dioses?

31,31-32 Responde al primer ¿por qué?, la acusación de sacrilegio, que induce a pena capital. Es un momento de ironía dramática por la ignorancia y el desafío temerario de Jacob. Narrador y público, junto con Raquel, son cómplices de un saber oculto a Jacob. Con sus palabras, el marido pone en grave peligro a la esposa preferida, a una matriarca de Israel.

Raquel, como contagiada por la astucia del marido, excogita un ardid para engañar a su padre. Ella o el narrador añaden la burla a los dioses, cubiertos por una mujer en estado de impureza (Lv 15,20-23). ¡Valientes penates!

31,36-42 Jacob se siente más seguro y contraataca, también en términos judiciales. Él ha cumplido con creces (Éx 22,9-12). Propone una especie de arbitraje ante un jurado mixto: "tu gente y la mía". Dios se ha declarado abiertamente a su favor.

31,39 Ex 22,9-12.

31,43-33 La respuesta de Labán no es la confesión simple que se esperaba (cfr. Gn 38,26; 1 Sm 24,18). Busca una solución intermedia: no confiesa su culpa, pero tampoco exige reparación, sino que propone un pacto. Como él ha iniciado la causa, su propuesta es prácticamente una derrota o confesión implícita. Reafirmando sus derechos presuntos, da color de generosidad a una retirada honrosa.

31,45-54 El texto está recargado y no es reductible a un desarrollo lineal. Podemos extraer un resultado global: la estela (45,51s), el majano (46,51s), la atalaya (49), Yhwh (49s), Dios (53) actuarán de testigos, garantes y árbitros entre los dos. Solamente el majano da nombre al lugar. Señala un lindero que ninguna de las partes osará trasponer con mala intención. El texto tiene resonancia internacional, ya que Jacob personifica al pueblo de Israel y Labán al pueblo arameo.

31,49 * = Atalaya.


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