lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 42.

Los hermanos de José: primer encuentro

421 Al enterarse Jacob de que había grano en Egipto, 2dijo a sus hijos: 
-¿Qué hacéis pasmados? He oído que hay grano en Egipto: bajad allá y compradnos grano. Así viviremos y no moriremos.
3Bajaron, pues, diez hermanos de José a comprar grano en Egipto. 
4Jacob no envió con sus hermanos a Benjamín, hermano de José, no le fuera a suceder alguna desgracia. 5Los hijos de Israel llegaron en medio de otros viajeros a comprar grano, porque se pasaba hambre en el país cananeo.
6En el país mandaba José, él vendía le grano a todo el mundo; así que los hermanos de José llegaron y se postraron ante él rostro en tierra. 7Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero disimuló y les habló con dureza:
-¿De dónde venís?
Contestaron:
-De Canaán, a comprar alimentos.
8José reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron. 9Se acordó José de los sueños que había soñado sobre ellos y les dijo:
-¡Sois espías! Habéis venido a inspeccionar las zonas desguarnecidas del paús.
10Le contestaron:
-¡De ningún modo, señor! Tus servidores han venido a comprar alimentos. 11Somos todos hijos de un mismo padre, gente honrada; tus servidores no son espías. 
12Replicó:
-¿Cómo que no? Habéis venido a inspeccionar las zonas desguarnecidas del país.
13Le dijeron:
-Éramos doce hermanos tus servidores, hijos del mismo padre, de Canaán. El menor se ha quedado con su padre, otro ha desaparecido.
14Respondió José:
-Lo que yo os decía, que sois espías. 15Os pondré a prueba: no saldréis de aquí, ¡por vida del Faraón!, si no viene acá vuestro hermano menor. 16Despachad a uno de vosotros por vuestro hermano, mientras vosotros quedáis presos. Así probaréis que habéis dicho la verdad; de lo contrario, ¡por vida del Faraón!, sois espías.
17Y los hizo encarcelar por tres días. 18Al tercer día les dijo José:
-Haced lo siguiente y quedaréis con vida; que yo respeto a Dios. 19Si sois gente honrada, uno de los hermanos quedará aquí encarcelado y los demás iréis a llevar grano a vuestras familias hambrientas.
20Pero me traeréis a vuestro hermano menor. Así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.
Ellos accedieron. 21Y se decían:
-Estamos pagando el delito contra nuestro hermano: cuando lo veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso. Ahora nos toca a nosotros estar angustiados.
22Les respondió Rubén:
-¿No os decía yo que no pecaseis contra vuestro hermano? Pero no me hicisteis caso. Ahora nos piden cuenta de su sangre.
23No sabían que José los entendía, porque había usado intérprete.
24Él se retiró y lloró; después volvió a hablarles. Escogió a Simeón y lo hizo encadenar en su presencia.

Vuelta a Canaán

25José mandó que les llenaran los sacos de grano, que metieran el dinero pagado en cada saco y que les dieran provisiones para el viaje. Así se hizo. 26Ellos cargaron el grano en los asnos y se marcharon.
27En la posada uno de ellos abrió el saco para echar pienso al asno y descubrió el dinero en la boca del costal.
28Y dijo a sus hermanos:
-¡Me han devuelto el dinero!
Se les encogió el corazón del susto y se dijeron:
-¿Qué es lo que nos ha hecho Dios?
29Llegados a casa de su padre Jacob, en Canaán, le contaron todo lo sucedido.
30-El Señor del país nos habló con dureza declarándonos espías de su tierra.
31Le cotestaron que somos gente honrada, que no somos espías.
32Que éramos doce hermanos, hijos de un padre; que uno había desaparecido y el menos se había quedado con su padre en Canaán.
33El Señor del país nos contestó: Así sabré que sois gente honrada: dejaréis conmigo a uno de los hermanos, llevaréis provisiones a vuestras familias hambrientas 34y me traeréis a vuestro hermano menor. Así sabré que no sois espías, sino gente honrada; entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis comerciar en mi país.
35Cuando vaciaron los sacos, encontró cada uno una bolsa de dinero en su saco. Viendo las bolsas de dinero, ellos y su padre se asustaron. 36Jacob, su padre, les dijo:
-¡Me dejáis solo! ¡José ha desaparecido, Simeón ha desaparecido y os queréis llevar a Benjamín. Todo se vuelve contra mi!
37Rubén contestó a su padre:
-Da muerte a mis dos hijos si no te lo traigo. Ponlo en mis manos y te lo devolveré.
38Contestó:
-¡No bajará mi hijo con vosotros! Su hermano a muerto y sólo me queda él. Si le sucede una desgracia en el viaje que emprendéis, de la pena daréis con mis canas en la tumba.

Explicación.

42 La acción se pone en marcha con la afluencia y confluencia de gente hacia Egipto. Primero egipcios de todas las zonas del país, después gente de todas partes; entre ellos los hijos de Jacob, que pasan desapercibidos entre la masa de viajeros. La acción exige que se dirijan personalmente al visir, sin intermediarios.

No para sí mismo, sino para otros ha recibido José poder; para beneficio de Egipto, de otros pueblos, y para continuar la historia que Dios comenzó con Abrahán. Mientras la salvación de Egipto se concreta en el alimento, la de sus hermanos exige un camino de purificación y conversión. José se convierte, no sólo en el señor ante quien se postran, sino en el juez que los escarmienta para que reconozcan su culpa y puedan recompensar la hermandad desgarrada. El amor de José tiene que diferir la solución. Se disfraza de dureza, se muestra en signos ambiguos, hace madurar la actitud del grupo, hasta que el amor resulta incontenible y se declara. Los hermanos recorren un camino oscuro, y ésa es su prueba; sobre él van cayendo rayos de luz. El lector sabe más que ellos, aunque menos que José: así se mantiene el interés y aflora la ironía. En este juego de ocultamiento hay alguien que entrelaza y guía los hilos, descubriendo poco a poco su designio, con inmensa discreción. Dios es el protagonista oculto.

42,3 El grupo recibe tres denominaciones: hermanos de José indica el papel en la trama, hijos de Jacob indica la familia patriarcal, hijos de Israel tiene valor político. Sin saberlo, Jacob encamina a sus hijos hacia el hermano desaparecido; y lo hace para conservar la vida. El verbo "vivir" recurre en 42,18; 43,8; 45,7.27; 47,19.25.28; 50,20.22.

42,6 Comienzan a cumplirse los sueños: los hermanos "se postran" como "siervos" (37,9s).

42,7-8 Empieza el juego de ignorancia y reconocimiento. José cuenta con ellos; ellos no cuentan con José, tienen bloqueado el mecanismo del reconocimiento. José actúa como guiado por un designio que se irá ejecutando en pasos calculados. Su factor principal es someter a los hermanos a la prueba, hasta que demuestren que son realmente hermanos.

42,9 Los planos familiar y político se empiezan a superponer y a cruzarse, generando una arista de ambigüedad sugestiva. La acusación es grave: espionaje político y militar (cfr. Nm 13; Jos 2). Aunque la acusación sea falsa, pronunciada por el visir es aterradora.

42,10-11 Ellos se refugian en el ámbito familiar: acuden a Egipto como a bienhechor, no como a objetivo militar. La referencia familiar "hijos de un mismo padre" da pie a José para apurar el efecto inmediato y para continuar su designio.

42,12-14 La referencia a los dos hermanos que faltan adensa la ironía de la situación. La expresión "ha desaparecido" es en hebreo ambigua: no está, / no existe. Para ellos uno de los hermanos "no existe"; pero existe y está presente.

42,15-16 La palabra "verdad" funciona en dos planos: es verdad lo que habéis dicho para disculparos; es verdad que os sentís y actuáis como hermanos. El arresto compartido de los nueve, sin saber cuánto durará, los intimida y hace reflexionar en grupo.

42,18-20 Cambio de táctica. El visir aduce su sentido religioso, "respeto a Dios": de ahí la decisión ética de no condenar a todos sin pruebas. Pero la cuestión sigue siendo de vida o muerte; vivir no es de momento cuestión de alimentos, sino de probar la verdad de cuanto han dicho.

42,18 Ex 2,17.

42,21-22 Las palabras de José han sido una llamada tácita a la hermandad. Ha usado como catalizador a Benjamín sin pronunciar  su nombre. Empiezan ellos a recapacitar y descubren que actúa una especie de ley del talión: por la "angustia" de José desoída, nos sucede seta "angustia" concreta, en la esfera de la hermandad. Ahora han enfilado el camino de la conversión, conduciendo la tribulación presente a su verdadera causa pretérita. Rubén se disocia de la culpa, no de la pena. Es Dios quien "pide cuentas" de la sangre, de un delito viejo y olvidado.

42,23-24 La referencia al intérprete es un refinamiento narrativo (que no existe en los relatos de Abrahán). El llanto privado de José sirve para explicitar el factor emotivo y para desdoblar al personaje en lo que finge y lo que siente, y el dolor de representar un papel ficticio e ingrato. Encadenar a Simón en presencia de todos es calculadamente cruel (se esperaría que le tocase a Rubén). Ellos son testigos impotentes, no insensibles.

42,23 2 Re 18,26.

42,25-28 El truco del dinero en los sacos cumple dos funciones. Primera, es devolver bien por mal; el que fue vendido por veinte monedas, devuelva ahora el dinero de una compra. No se enriquecerá a costa de su hambre. Segunda, desconcierta a los hermanos y los hace reflexionar y elevarse a un plano teológico, la intervención de Dios.

42,29-34 El informe al padre retorna de lo político a lo familiar. Pero, al retornar sobre el tema de la hermandad, muestran que lo llevan dentro, como enfermedad no curada. "Doce hermanos, hijos de un padre": ¿prueba la inocencia, la honradez?, ¿o más bien lo contrario? que han malvendido a un hermano y maltratado al padre.

42,35 El temor ante hechos no explicables puede ser más fuerte: no se teme lo malo, sino lo peor.

42,36 Como si la hermandad rota abriera una espiral de desgracias. El dolor del padre es factor activo, determinante, en el relato. ¿No es paradoja cruel que los hijos dejen al padre sin hijos?

42,37 Rubén hace una oferta heroica: hijos por hijo. Ofrece su amor y su apellido. Pero es una oferta descabellada: matar a dos nietos para resarcirse de un hijo. A no ser que escuchemos en esas palabras una seguridad expresada en términos hiperbólicos. Como si dijera: tan cierto como quiero a mis hijos, por la vida de ellos, te aseguro que traeré vivo y sano a Benjamín.

42,38 La negativa del padre es categórica. Y así sucede una pausa en el relato: mientras se alimentan de la libertad de Simeón. La primera expedición ha planteado más problemas de los que ha resuelto.

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