lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 48.

Efraín y Manasés (Gn 27)

481Después de estos sucesos le avisaron a José que su padre estaba grave. El tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. 2Le comunicaron a Jacob que estaba llegando su hijo José. Israel, haciendo un esfuerzo, se incorporó en la cama. 3Jacob dijo a José:
-Dios Todopoderoso se me apareció en Luz de Canaán y me bendijo, 4diciéndome: "Yo te haré creer y multiplicarte hasta ser un grupo de tribus; a tus descendientes entregaré esta tierra en posesión perpetua". 5Pues bien, los dos hijos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a vivir contigo, serán míos: Efraín y Manasés serán para mí como Rubén y Simeón. 6En cambio los que te nazcan después serán tuyos y en nombre de sus hermanos recibirán su herencia.
7Cuando volvía de Padán, se me murió Raquel, en Canaán, en el camino, un buen trecho antes de llegar a Efrata, y en el camino de Efrata (hoy Belén) la enterré.
8Viendo Israel a los hijos de José, preguntó:
-¿Quiénes son?
9Contestó José a su padre:
-Son mis hijos, que Dios me dio aquí.
Le dijo:
-Acércamelos que los bendiga.
10Israel había perdido vista con la vejez y casi no veía. Cuando se los acercaron, los besó y abrazó. 11Israel dijo a José:
-No contaba con verte; ahora resulta que Dios me ha dejado verte a ti y a tus descendientes.
12José se los retiró de las rodillas y se postró rostro en tierra. 13Después tomó José a los dos: a Efraín con la derecha lo puso a la izquierda de Israel, a Manasés con la izquierda lo puso a la derecha de Israel, a Manasés con la izquierda lo puso a la derecha de Israel; y se los acercó. 14Israel extendió la derecha y la colocó sobre la cabeza de Efraín, el menor, y la izquierda sobre la cabeza de Manasés; cruzando los brazos, pues Manasés era el primogénito. 15Y los bendijo:
-El Dios ante el cual caminaban mis padres, Abrahán e Isaac.
El Dios que me apacienta desde antiguo desde hoy.
16El Ángel que me redime de todo mal bendiga a estos muchachos.
Que ellos lleven mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac, que se multipliquen en medio de la tierra.
17Viendo José que su padre había colocado la derecha sobre la cabeza de Efraín, lo tomó a mal; agarró la mano de su padre y la pasó de la cabeza de Efraín a la de Manasés, 18mientras decía a su padre:
-No es así, padre, éste es el primogénito, por la mano sobre su cabeza.
19El padre rehusó diciendo:
-Lo sé, hijo mío, lo sé. También llegará a ser una tribu y crecerá. Pero su hermano menor será más grande que él y su descendencia será toda una nación. 20Entonces los bendijo:
-Con vuestro nombre se bendecirá Israel diciendo: "¡Dios os haga como a Efraín y a Manasés!"
Así colocó a Efraín delante de Manasés.
21Israel dijo a José:
-Yo estoy para morir; Dios estará con vosotros y os llevará otra vez a la tierra de vuestros padres. 22Yo te entrego Siquén, con preferencia a tus hermanos, la que conquisté a los amorreos con mi espada y mi arco.

Explicación.

48,1-20 Tema unitario son los dos hijos de José, Manasés y Efraín, (Jos 17,17; 18,52 Sm 19,21) o sea Olvido y Aumento (40,50s). El abuelo Jacob, antes de morir los adopta legalmente como hijos y los bendice dando preferencia al menor. Las dos acciones están verbalmente ligadas por las palabras birkaym = rodillas y barek = bendecir; se añaden las aliteraciones de bekor = primogénito y mapreka = te haré crecer. Las dificultades del texto provienen de superponer a la figura de los dos hermanos los trazos de las dos tribus, que es la preocupación del autor. En la escena familiar de un abuelo con su hijo y sus nietos irrumpe sin tacto la consideración política de las tribus de Israel. Porque el relato es proyección etiológica de una situación posterior: se han disuelto como tribus Simeón y Rubén, José no cuenta como tribu autónoma, en el centro del territorio palestino dominan dos grandes tribus: Efraín y Manasés. Con la adopción de los nietos -ascenso de las tribus- se completa lo que Raquel, por su muerte prematura, no pudo terminar. El hecho de que la madre sea una egipcia no turba al narrador ni a sus personajes.

48,1-7 El capítulo comienza con una introducción narrativa (1-2) y otra teológica (3-8). Lo lógico es que en la enfermedad mortal acudieran todos los hijos, cosa que se deja para el capítulo siguiente. La visita aparte de José lo coloca en posición privilegiada: casi como si fuera el heredero. El patriarca pronuncia una introducción teologica con la que justifica las decisiones tomadas y los actos que se dispone a realizar. Es notable que apele inmediatamente a las promesas del Dios de Betel sin mencionar a la bendición recibida de su padre Isaac. La escena puede recordar vagamente a la del cap.27 El ha recibido de Dios la bendición, la promesa de la tierra, la posesión para sus descendientes. Posee, por tanto, el caudal que usa a transmitir: bendición de fecundidad en la tierra poseída.

48,7 Gn 35,16-20.

48,8-12 Adopción. Al tomar como hijos a los hijos de la egipcia, Jacob los incorpora plenamente a la familia patriarcal; en segundo lugar, privilegia a José reservándole dos partes de la herencia; en tercer lugar, levanta a los nietos al rango de la generación precedente; en cuarto lugar, compensa la desgracia de Raquel, que le había dado sólo dos hijos. Ahora los hijos de la preferida son cuatro.

Sobre el rito de adopción, "en las rodillas", véanse 30,3; 50,23; Job 3,12; Rut 4,16.

48,8.13-14 La escena recuerda inevitablemente la del cap. 27: bendición antes de morir, dos hermanos, un padre ciego, una preferencia, intento de enmendarla, dos bendiciones. El rito de bendición incluye varios momentos: comparecencia (1.8.9) identificación, imposición de manos y fórmula. La bendición será única y simultánea y compartida: la mano derecha o izquierda son la única e importante distinción. Jacob invierte el orden esperado y preparado por su hijo; también él se adelantó al mayor, Esaú.

Con el gesto de cruzar los brazos expresa Jacob su autoridad y autonomía, y repite en sus nietos su experiencia personal. También él se llevó el primer puesto. En la preferencia de Efraín se proyecta la situación de las tribus centrales. Efraín llegó a designar el reino del norte (Os 9,11.16; 10,6.11; Jr 31,18; etc.)

48,10 Gn 27,1.

48,12 Gn 30,3; Rut 4,16.

48,15-16 El texto hebreo de la fórmula con su mezcla del singular y plural crea dificultades, que las versiones procuran resolver. "Caminaban" es imagen sintética del proceso y azares de la vida. "Delante de Dios", es decir, de acuerdo, según el designio (17,1; 24,40): la referencia a Dios define el itinerario. "Pastor" tiene por objeto primario el pueblo, después también el individuo: el título suena bien en los labios de un experto pastor. "Ángel" es sustituto de la presencia de Dios (28,11; 31,11). "Redentor" o rescatador: de un pueblo esclavo y también de individuos. "Multiplicarse" quizá de la raíz dg = pez. La "tierra" puede ser la prometida. Los nietos quedan incorporados a la estirpe patriarcal que se remonta a Abrahán.

48,16 Jr 31,7s.

48,19 A esta preferencia parece aludir Jr 31,7.8.20 cuando lo llama "el primero de los pueblos, el resto de Israel, mi primogénito, mi hijo querido, mi encanto".

48,20 Se aplica a los nietos el gran principio de 12,3; 18,18; 22,18; 26,4 y 28,14.

48,22 Está fuera de contexto y es difícil de explicar. Supone una conquista militar de Siquén y un reparto de la tierra entre los doce hermanos. La profecía juega con el significado del topónimo shekem = hombro. Como si dijera: te doy un hombro por encima de, bien aludiendo a la mayor altura de José (cfr. 1 Sm 10,23), o a una porción especial en el banquete (cfr. 1 Sm 4s). La narración de la muerte continúa en 49,33-50,1.

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