domingo, 13 de marzo de 2016

ÉXODO. CAPÍTULO 20.

Decálogo (Dt 5; Ex 34; Sal 50,16-20)

201Dios ha pronunciado las siguientes palabras:
2-Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.
3"No tendrás otros dioses rivales míos. 4No te harás una imagen, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua bajo tierra. 5No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen; 6pero actúo con lealtad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.
7"No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
8"Fíjate en el sábado para santificarlo. 9Durante seis días trabaja y haz tus tareas, 10pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que viva en tus ciudades. 11Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
12"Honra a tu padre y a tu madre; así prolongarás tu vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
13"No matarás.
14"No cometerás adulterio.
15"No robarás.
16"No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17"No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él".
18Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonar de la trompeta y la montaña humeante. Y el pueblo estaba aterrorizado, y se mantenía a distancia. 19Y dijeron a Moisés:
-Háblanos tú y te escucharemos; que no nos hable Dios, que moriremos.
20Moisés respondió al pueblo: 
-No temáis: Dios ha venido para probaros, para que tengáis presente su temor y no pequéis.
21El pueblo se quedó a distancia y Moisés se acercó hasta la nube donde estaba Dios.

CÓDIGO DE LA ALIANZA

Ley sobre el altar

22El Señor habló a Moisés:
-Di a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo; 23no me coloquéis a mí entre dioses de plata ni os fabriquéis dioses de oro. 24Hazme un altar de tierra y en él ofrecerás tus holocaustos, tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus vacas. En los lugares donde pronuncie mi nombre bajaré a ti y te bendeciré. 25Y si quieres hacerme un altar de piedra, no lo construyas con sillares, porque al picar la piedra con el escoplo queda profanada. 26No subas a mi altar por escalones, no sea que al subir por él se te vean las partes.

Explicación.

20,1 La introducción es solemne y desusada. "Palabras": término preferido a otros sinónimos frecuentes, como mandatos, preceptos, decretos, prescripciones, órdenes (véase como ejemplo clásico el Sal 119). Habla Dios y empleará la primera persona en los primeros preceptos.

20,1-17 El Decálogo es pieza capital en el Pentateuco y en todo el AT. El término griego significa Diez palabras y es traducción del hebreo de Dt 4,13. Del Decálogo en bloque hay que considerar: el texto en sí, su puesto actual, su puesto en la tradición.

a) Si bien cada mandamiento tiene algún paralelo en el AT, incluidos textos sapienciales, y algunos tienen paralelos en otras culturas, como bloque unitario y articulado el Decálogo es único. El tono es catagórico (estilo apodíctico), los preceptos breves y generales, repartidos en deberes respecto a Dios y al prójimo, en forma negativa y positiva. Aunque breve y selectiva, la serie abarca un campo amplísimo de conducta. Algunos preceptos están ampliados con motivación o exhortación; pero ninguno lleva cláusula penal. No distingue sexo, edad ni clase; no se ciñe a una cultura agraria sedentaria, ni se limita a una época historia. Se puede considerar como un esfuerzo logrado de síntesis.

En la articulación del texto hebreo, los preceptos relativos a Dios son cuatro: el Dios exclusivo, las imágenes, el nombre, el sábado; seis son los restantes. Por tanto, el que solemos llamar "sexto mandamiento" es en hebreo el séptimo. Positivos de formulación son el cuarto y el quinto.

b) El Decálogo, tanto aquí como en Dt 5, está firmemente radicado en la alianza. Representa las cláusulas impuestas por el soberano y aceptadas por el pueblo (24,3.7). Se presenta como revelación, no como préstamo extranjero ni como expresión de una supuesta ley natural. La idea de revelación se expresa con dos fórmulas diversas: lo escribe el Señor sobre la piedra, lo comunica a Moisés de palabra. Siendo revelación, está respaldado por la autoridad de Dios, que se extiende a los dos bloques; en otros términos, Dios exige al hombre que respete a Dios y al hombre. Si bien faltan las cláusulas penales, los preceptos trazan un perímetro o frontera para vivir dentro de la alianza o para salir de ella por transgresión de cualquiera de ellos.

c) Es opinión común que el Decálogo se ha formado en un proceso vital, oral o escrito, antes de su formulación definitiva y su incorporación al contexto de la alianza y del éxodo. Los intentos por rehacer su prehistoria no han tenido éxito. El autor del texto actual o ha recogido una tradición ya practicada e indiscutida, o ha creado una formulación que se ha impuesto sin discusión. Son algo concluyente y concluso, "sin añadir más" (Dt 5,22).

Sin embargo en la trasmisión posterior, al texto escueto se han adherido ampliaciones homiléticas, que difieren en Ex y Dt. Tales adiciones revelan la presencia del Decálogo en la vida del pueblo.

20,2 El Señor se presenta con su nombre: el mismo pronunciado en 3,15 y 6,2. La liberación de Egipto, beneficio radical, funda la exigencia divina: los mandatos arraigan en la historia y la historia desemboca en una constitución religiosa y ética. El hombre, emancipado y libre ha de responder libremente, responsablemente. Santiago hablará de "la ley del reino... la ley de los hombres libres (Sant 2,8.12)

20,3 No enuncia un monoteísmo absoluto (formulado por Isaías Segundo, p. ej. 45,6.14.21; léase la formulación extrema de Zac 14,9) sino un "henoteísmo": otros pueblos tienen pluralidad de dioses; vosotros trendréis uno solo, Yhwh; se excluye cualquier sincretismo o compromiso. Dt 6,4-5 saca una consecuencia importante de este primer mandamiento: su asimilación en la existencia total. Paralelos: Ex 22,19; 23,13; 34,14; Dt 13,1-4; Sal 81,10.

20,4-6 El precepto escueto prohíbe toda representación plástica de Yhwh, exige un culto sin imágenes, "anicónico" (véase Ex 32). La enumeración divide el mundo en tres planos horizontales y se refiere a animales; (aunque "lo que hay arriba en el cielo" pudiera ser aplicado a los astros). Dt 4,15 da una motivación histórica: el Señor se reveló en palabra, no en imagen. La motivación del v.5 liga este precepto al primero: del singular "una imagen" pasa al plural "ellos", emplea la terminología típica de la idolatría "postrarse y dar culto", apela al carácter "celoso" de Yhwh, que no admite rivales (Dt 6,14s; Jos 24,19). Los predicadores posteriores suponen imposible cualquier representación plástica de su Dios, por lo cual, toda imagen es automáticamente ídolo.

La retribución divina penetra y dura temporalmente. Hijos, nietos y bisnietos sufren las consecuencias del pecado, o el padre en ellos. En cambio la bondad de Dios perdura en la historia hasta una lejanía inalcanzable. Paralelos: Ex 20,22-23;: 34,17; Lv 19,4; 26,1; Dt 27,15. Este principio genérico y asimétrico de retribución no se debe confundir con una cláusula penal.

20,7 "En falso" o en vano, sin razón, abusando. Dios comunica su nombre para la invocación (Ex 15,3), la bendición (Nm 6,22-27) para autorizar la verdad; no ha de servir para manipular la autoridad del Señor. Una forma grave es el juramento falso, que intenta dar consistencia con el nombre de Yhwh a lo que no la tiene, porque no es (cfr. 23,1). Otro abuso puede ser la blasfemia (Ez 23,9-12). Otras expresiones son: profanar (Lv 20,3; Ez 43,8), abusar (Prov 30,9): lo contrario de profanar es santificar (padrenuestro).

20,8-11 Formulación positiva y motivación amplia. No impone prácticas cúlticas, sino descanso; pero dedicado al Señor. Como el templo acota un espacio, así el sábado acota un tiempo y lo consagra a Dios. La motivación es estrictamente teológica, mientras que Dt 5 da una motivación social. La observancia de este precepto fue ganando importancia (Is 56,1-8) hasta las formas que provocaron la polémica de Jesús en el NT (significativo Jn 5,16s). Formulación negativa: Lv 23,7; Jr 17,22; positiva: Ex 23,12; 31,15; 34,21; Lv 23,3. Se conjetura que el siete surge como división del mes lunar.

20,10 Is 546,4-6; Is 58,13s.

Aquí termina la primera sección, que los antiguos llamaban la primera tabla.

20,11 Gn 2,2s.

20,12 La segunda tabla empieza en formulación positiva. Honrar incluye también sustentar, mantener (véase la polémica de Mc 7,11 par). Establece la familia como primera realidad social, igualando padre y madre; Ex 21,17 precisa y añade una cláusula penal. La promesa usa el lenguaje típico del Dt. Véase el comentario de Eclo 3,1-16; el tema es frecuente en la literatura sapiencial. Mal 1,6 aplica la relación a Dios mismo.

20,13 A la luz de otras leyes y de la práctica constante, que admiten y prescriben la pena capital, habría que entender esta prohibición en sentido restrictivo: no cometerás asesinato, no matarás ilegalmente. Gn 9,5 parece atribuir la competencia a Dios: "tomaré cuentas". Paralelos: Ex 21,12; Dt 27,24.

20,14 En la práctica de Israel no hay igualdad de sexos. La mujer casada comete adulterio en una relación con cualquier extraño; el hombre casado, sólo en sus relaciones con una casada. La legislación penal distingue entre adulterio y fornicación. El Decálogo se refiere al adulterio. Véase un desarrollo amplio del tema en Eclo 23,16-27; véase también Prov 6,24-35.

20,15 Parece ser que en su alcance original se refería a secuestro de persona con fin lucrativo: Ex 21,16; Dt 24,7. En su formulación actual, el alcance es general. En el código siguiente hay un capítulo dedicado a leyes sobre la propiedad.

20,16 Se refiere al proceso jurídico, en el que los testigos juran. El tema es frecuente también en la literatura sapiencial: Prov 6,19; 19,5.9; 25,18. El prójimo es un miembro de la comunidad. Véase el caso de Nabot (1 Re 21,10-13).

20,17 Codiciar como actitud interna, apasionada y activa; el autor no piensa en afectos ineficaces, en veleidades; con todo, propone un principio de interiorización. Véase la maduración de este comienzo en Mt 15,19. El objeto son las propiedades, entre las cuales y en primer lugar figura la mujer. Lo cita Pablo en Rom 7,7. Se concluye que el decálogo, en la presente formulación, no se puede proponer sin importantes adaptaciones como norma de vida cristiana.

20,18-21 Continúa la narración interrumpida en 19,19. De ordinario es ver a Dios lo que acarrea la muerte; pero, en presencia de la formidable tempestad, el pueblo piensa que incluso oírlo será mortal; por lo cual se distancian y apelan a la mediación de Moisés (Heb 12,18-19). El pueblo no debe temer la tormenta, sino al Señor, que somete a la prueba de la obediencia y fidelidad la existencia de Israel.

20,19 Heb 12,18s.

20,22-23,19 Se suele llamar esta sección Código de la alianza. Código en el sentido amplio de colección de leyes, no en el sentido riguroso de un sistema bien planeado y orgánicamente desarrollado. De la alianza, porque actualmente está incorporado al contexto de la alianza del Sinaí. Así se distingue de los otros dos códigos del Pentateuco: el de Santidad, en el Levítico, y el Deuteronómico.

Muchas de estas leyes son patrimonio común de la cultura legal del antiguo oriente, y se pueden ilustrar con paralelos de códigos asirios, o incluso sumerios y en particular, del código de Hammurabi. En su mayoría son leyes de una cultura agrícola y urbana; algunas parecen referirse a seminómadas por el contenido. No podemos trazar el cauce por el que llegaron a Israel ni señalar su fecha de adopción. Si los israelitas son deudores de la cultura cananea, es razonable pensar que de ellos tomaron la legislación y la adaptaron a sus usos y mentalidad.

Se suelen distinguir dos tipos principales de leyes, subdivididos por las fórmulas empleadas. El primer grupo es de tipo casuístico: es decir, se plantea un caso en forma condicional y se prescribe la norma distinguiendo variantes particulares. Surgen o cristalizan en la práctica judicial, que de ordinario era civil y local, administrada en los tribunales municipales: por "ancianos" o concejales, en la "puerta" o lugar de reunión pública. Ocupan la primera sección, de 21,1 a 22,16, con una interrupción en 21,12-17.

El segundo grupo es de tipo apodíctico. Son normas más escuetas, apenas diferenciadas, formuladas muchas veces en participio. Son casi exclusivas en la sección de 22,17 a 23,19. Algunas llevan una adición parenética. Por tema y estilo, esta serie encaja bien en la alianza, e induce a sospechar que se conservaba y administraba en contexto cúltico.

Otra distinción se basa en la presencia o ausencia de cláusulas específicas. 

Las dos partes ensambladas están ahora enmarcadas en dos piezas cúlticas: la ley sobre el altar, 20,22-26 y el calendario litúrgico, 23,14-17. Al interno del bloque podemos separar grupos temáticos, pero no podemos señalar un orden lógico. Se ha observado que en una serie de este tipo las inserciones o adiciones se suelen hacer al final de sección, respetando o no el tema.

El código legal en uso y evolución por siglos, quizá con una fase oral, es incorporado más tarde al cuerpo narrativo del Éxodo, en la sección de la alianza. Es un acto de canonización, por el cual las leyes son asumidas por el derecho divino y son atribuidas a la voluntad legisladora del Señor, a su palabra ordenadora. Al entrar a formar parte de la alianza, adquieren un espíritu nuevo: no sólo porque proceden del Señor, sino también porque se ligan a la historia y adquieren una sanción sagrada. Quebrantarlas es quebrantar la alianza.

20,22-23 Estos dos versos sirven de enlace. En primer lugar firmando todo lo precedente como palabra de Dios; que habla "desde el cielo" -no desde la montaña-, " a vosotros" -no a Moisés solo-. En segundo lugar, recoge los mandamientos primero y segundo. El texto hebreo de 23 es dudoso.

20,24-26 Ley sobre el altar. Un altar de tierra parece forma primitiva. Que el trabajo de la piedra con instrumentos la profane parece reflejar la misma mentalidad que exige descalzarse en lugar sagrado. El Señor escoge el lugar y hace que se pronuncie su nombre sobre él: toma posesión, lo consagra (como hace Abrán en sus andanzas: Gn 12,8). No un lugar único, central, sino múltiples, accesibles a todos los poblados.

El sentido de la última prohibición es dudoso, especialmente porque la fórmula "descubrir las partes" tiene sentido sexual en otros contextos. Pero ese sentido no tiene que ver con los escalones. Esta prescripción y las precedentes pueden responder a una actitud polémica frente a cultos cananeos.

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