domingo, 13 de marzo de 2016

ÉXODO. CAPÍTULO 7.

71El Señor dijo a Moisés:
-Mira, te hago un dios para el Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta. 2Tú dirás todo lo que yo te mande, y Aarón le dirá al faraón que deje salir a los israelitas de su territorio. 3Yo pondré terco al Faraón y haré muchos signos y prodigios contra Egipto. 4El Faraón no os escuchará, pero yo extenderé mi mano contra Egipto y sacaré de Egipto a mis escuadrones, mi pueblo, los israelitas, haciendo solemne justicia. 5Para que los egipcios sepan que yo soy el Señor cuando extienda mi mano contra Egipto y saque a los israelitas de en medio de ellos.
6Moisés y Aarón hicieron puntualmente lo que el Señor les mandaba.
7Cuando hablaron al Faraón, Moisés tenía ochenta años, y Aarón ochenta y tres.

El bastón maravilloso (Sal 78)

8El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
9-Cuando os diga el Faraón que hagáis algún prodigio, le dirás a Aarón que agarre su bastón y lo tire delante del Faraón, y se convertirá en una culebra.
10Moisés y Aarón se presentaron al Faraón e hicieron lo que el Señor les había mandado. Aarón tiró el bastón delante del Faraón y de sus ministros, y se convirtió en una culebra. 11El Faraón llamó a sus sabios y a sus hechiceros, y los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos: 12cada uno tiró su bastón, y se convirtieron en culebras, pero el bastón de Aaraón se tragó los otros bastones. 13Y el Faraón se puso terco y no les hizo caso, como había anunciado el Señor.

Primera Plaga: el agua del Nilo (Sab 11,6; Ap 8,8s; 16,3-7)

14El Señor dijo a Moisés:
-El Faraón se ha puesto terco y se niega a dejar marchar al pueblo. 15Acude mañana al Faraón, cuando salga al río, y espéralo a la orilla del Nilo, llevando contigo el bastón que se convirtió en serpiente. 16Y dile: El Señor, Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con este encargo: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto en el desierto; hasta ahora no me has hecho caso. 17Ahora dice el Señor: Con esto sabrás que yo soy el Señor: con el bastón que llevo en la mano golpearé el agua del Nilo, y se convertirá en sangre; 18los peces del Nilo morirán, el río apestará y los egipcios no podrán beber agua del Nilo.
19El Señor dijo a Moisés:
-Dile a Aarón: Agarra tu bastón, extiende la mano sobre las aguas de Egipto: ríos, canales, estanques y aljibes, y el agua se convertirá en sangre. Y habrá sangre por todo Egipto: en las vasijas de madera y en las de piedra.
20Moisés y Aarón hicieron lo que el Señor les mandaba. Levantó el bastón y golpeó el agua del Nilo a la vista del Faraón y de su corte. Toda el agua del Nilo se convirtió en sangre. 21Los peces del Nilo murieron, el Nilo apestaba y los egipcios no podían beber agua, y hubo sangre por todo el país de Egipto.
22Los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos, de modo que el Faraón se empeñó en no hacer caso, como lo había anunciado el Señor.
23El Faraón se volvió a palacio, pero no aprendió la lección. 24Los egipcios cavaban a los lados del Nilo buscando agua de beber, pues no podían beber el agua del Nilo.

Segunda plaga: ranas (Sab 11,16; 16,3; 19,10)

25A los siete días de haber golpeado el Nilo, 26el Señor dijo a Moisés:
-Preséntate al Faraón, y dile: Así dice el Señor: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto. 27Si tú te niegas a dejarlo marchar, yo infestaré todo tu territorio de ranas; 28bullirá el Nilo de ranas que subirán, se meterán en tu palacio, por habitaciones y alcobas y hasta tu cama; lo mismo pasará en casa de tus ministros y de tu pueblo, en hornos y artesas. 29Las ranas os acosarán a ti, a tu corte, a tu pueblo.

Explicación.

7,1-7 Responde a la objeción como en 4,15s, con un cambio significativo: Moisés aparecerá al Faraón (no para Aarón) como una divinidad que asiste y habla por medio de su portavoz o profeta. El efecto lo producirán los prodigios sobrehumanos. A lo largo del desarrollo suele se Moisés quien habla.

7,3 "Pondré terco" o endureceré el corazón. Con este verbo qsh y con otros dos se repite la idea: con kbd una vez en forma intransitiva 9,7, cuatro en forma transitiva, con Dios como sujeto 10,1, con el Faraón como sujeto (equivale a reflexivo) 8,11.28; 9,34; con el verbo hzq; sujeto el corazón del Faraón 7,13.22; 8,15.9,35; sujeto el Señor 10,20.27; 11,10; 14,4.8.17. Dada la actitud y los hábitos del Faraón, la acción punitiva del Señor lo crispan, lo empujan a reforzar su resistencia. Dios engrana esa reacción en el proceso total, y en ese sentido, la provoca. La resistencia del Faraón hace la liberación dramática, es ocasión para prodigios o signos, conducirá finalmente a un reconocimiento no querido.

7,4 "Escuadrones": como en 6,26; 12,41.51. Las legiones de Dios (sebaot)  son los astros del cielo y son los israelitas en la tierra. La salida tendrá algo de desfile o avance militar, sin que haya lucha violenta.

7,5 Hay un reconocimiento gozoso y otro doloroso, el de la derrota, y toca al hombre elegir uno de los dos. Al Faraón se le ofrece el papel de liberador en la historia de salvación, y lo rehúsa; pero no puede escaparse de la historia, y tiene que aceptar el papel de antagonista hasta la derrota final. Ez 32,15.

7,6 Se anticipa a manera de título general.

7,8 Aquí comienza la serie de plagas, que conviene leer como unidad, aunque recoja y elabore materiales de tradiciones diversas. La técnica del montaje ha dejado incoherencias menores, y el género épico queda perturbado. Según la teoría documentaria cada uno de los dos documentos esetá representado con cinco plagas. Los salmos 78 y 105 parecen recoger siete. El autor del texto actual ha escogido el número de diez, como expresión de pluralidad y totalidad. Y lo ha empleado como esquema de composición dinámica, con puntos culminantes en la tercera, la séptima y la décima.

Primera terna: dos veces repiten los magos el prodigio con sus hechicerías, invalidando el valor de la prueba; a la tercera son incapaces, y el prodigio de Moisés resulta revelador. Cuaterna: los magos asisten sin actuar; pero a la sexta les alcanza el castigo y han de retirarse; quedan solos Moisés, Aarón y el Faraón, y viene la séptima: la más larga, mejor descrita, inusitada en Egipto, con carácter patente de teofanía (el Faraón confiesa la culpa, pero no suelta a los esclavos). Comienza la terna final: el Faraón va cediendo hasta la décima y definitiva. Este artificio configura el proceso narrativo.

La unidad se manifiesta por un esquema básico, repetido con variaciones en las diez plagas: encargo, petición con amenaza, ejecución, final. El narrador baraja otros motivos, como la distinción de grupos, la intercesión, la intervención de magos y cortesanos, la concesión. Varias fórmulas funcionan como estribillos para articular o concluir: "se puso terco, di a Aarón, para que sepas, como lo había dicho el Señor". Podemos imaginar que la recitación de profesionales sacaba partido de tales recursos.

Elementos propios de la actividad profética -profeta frente a rey- de la reflexión sapiencial, del lenguaje legal y judicial funcionan sin violencia en el relato.

Esta sección del relato contrasta por un lado con la violencia apresurada y estéril de Moisés antes de su misión y por otro lado con la opresión recrudecida al primer intento de diálogo. Por algo anunciaba el narrador: "pronto verás lo que voy a hacer" (6,1). Aquí el diálogo ocupa el puesto principal y sirve para manifestar el carácter y reacciones de los dos personajes: Moisés y el Faraón no se reducen a tipos esquemáticos.

7,8-13 (Asignado a la fuente P). Los magos eran empleados estables en la corte egipcia, con función religiosa y política: nos han legado abundantes textos de encantamientos. Lo extraño del texto es que Dios encargue a Moisés como prueba de autoridad una señal ambigua, al alcance de los magos. La resistencia del Faraón hará ambiguas otras pruebas más contundentes. El preludio termina con doble estribillo: terquedad, cumplimiento de lo anunciado.

7,14-24 (Reparto en fuentes: J 14,15a.16.17ab*.18.21a.24; E 15b.17b*.20b.23: P 19.20a.21b-22). La combinación de docuemtos explica repiticiones e incoherencias: en un caso se trata del Nilo, en otro de toda el agua del país; el bastón actúa en manos de Aarón o de Moisés. No se entiende cómo los magos hacen lo mismo si toda el agua ya se ha convertido en sangre.

El Nilo es la vida de Egipto: sirve para beber y regar y es cauce de comunicación y hasta lugar de celebraciones cúlticas. La primera plaga acierta en la arteria vital; véase el desarrollo de Is 19,5-10. El nombre del Nilo se repite catorce veces.

La sangre, sede de la vida, se vuelve causa de muerte. La plaga es subversiva. Además la sangre, como muerte, puede intimar el último golpe mortal (en nuevas lecturas).

7,25-811 La segunda plaga también se relaciona con el Nilo y pasa al reino animal. (Reparto en fuentes: J 25-29. 8,4-11a; P 8,1-3.11b). La invasión incontenible de menudos batracios está descrita con viveza: el narrador parece seguirlas en sus movimientos irrespetuosos.

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