jueves, 21 de abril de 2016

LEVÍTICO. CAPÍTULO 13.

[A] Enfermedades de la piel (2 Re 4)

131El señor dijo a Moisés y a Aarón:
2-[a] Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel y se le produzca una afección cutánea, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. 3El sacerdote examinará la parte afectada; si el pelo en ella se ha vuelto blanco y aparece hundida, es un caso de afección cutánea. Después de examinarlo, el sacerdote lo declarará impuro.
4>>Si se trata de una mancha blanquecina en la piel, pero no aparece hundida ni se ha vuelto blanco el pelo, entonces el sacerdote aislará al enfermo durante siete días. 5El séptimo día lo examinará; si observa que el mal está localizado sin extenderse por la piel, lo volverá a aislar por otros siete días. 6El séptimo día lo volverá a examinar; si observa que la mancha está pálida y que no se ha extendido por la piel, entonces lo declarará puro. Es un caso de descamación. El enfermo lavará sus vestidos y quedará puro.
7>>Pero si después de examinado por el sacerdote y declarado puro se extiende la descamación por la piel, se hará examinar de nuevo por el sacerdote. 8El sacerdote lo examinará; si observa que la descamación se ha extendido por la piel, lo declarará impuro. Es un caso de afección cutánea.
9>>[b] Cuando alguno tenga una afección cutánea será llevado al sacerdote. 10El sacerdote lo examinará; si observa que tiene una inflamación blanquecina en la piel, que el pelo en esa parte se ha vuelto blanco y que se han formado llagas en la inflamación, 11es un caso de afección crónica. El sacerdote lo declarará impuro. No lo aislará, porque es impuro.
12>>Pero si la afección va atacando la piel, hasta cubrir al enfermo de pies a cabeza -cuanto puede observar el sacerdote-, el sacerdote lo examinará; 13si observa que la afección ha cubierto toda su carne, declarará puro al enfermo. Toda su piel se ha vuelto blanca: es puro. 14Pero cuando aparezcan en él nuevas llagas, será impuro. 15El sacerdote examinará las llagas, y lo declarará impuro, porque las llagas son impuras. Es un caso de afección cutánea. 16Y si se cierran las llagas y se vuelven blancas, se presentará al sacerdote. 17El sacerdote lo examinará; si observa que la parte afectada se ha vuelto blanca, declarará puro al enfermo: es puro.
18>>[c] Cuando uno tenga una úlcera ya curada 19y se le produzca sobre la úlcera una inflamación blanquecina o una mancha rojiza clara, se hará examinar por el sacerdote. 20El sacerdote lo examinará; si la mancha aparece hundida y el pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Es un caso de afección producida en la úlcera. 21Pero si al examinar la mancha observa el sacerdote que el pelo no se ha vuelto blanco ni se ha hundido la piel y que la mancha se ha vuelto pálida, entonces el sacerdote aislará al enfermo durante siete días; 22si se extiende el mal por la piel, el sacerdote lo declarará impuro. Es un caso de afección. 23Pero si a los siete días la mancha sigue localizada, sin extenderse, se trata de la cicatriz de la úlcera. El sacerdote lo declarará puro.
24>>[d] Cuando uno tenga una quemadura en la piel y se le produzca sobre la parte quemada una mancha blanca o rojiza clara, 25el sacerdote lo examinará; si observa que el pelo en la mancha se ha vuelto blanco y que ésta aparece hundida, es un caso de afección producida en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro: es un caso de afección cutánea. 26Pero si, al examinarlo, el sacerdote observa que no se ha vuelto blanco el pelo en la mancha ni se ha hundido la piel y que la mancha está pálida, entonces aislará al enfermo durante siete días. 27El séptimo día lo examinará; si se ha extendido el mal por la piel, el sacerdote lo declarará impuro: es un caso de afección cutánea. 28Pero si la mancha está localizada, sin extenderse por la piel, y se ha vuelto pálida, se trata de la inflamación de la quemadura. El sacerdote lo declarará puro, pues se trata de la cicatriz de la quemadura.
29>>[e] Cuando a un hombre o a una mujer se le produzca una afección en la cabeza o en la barba, 30el sacerdote examinará la afección; si observa que está hundida y que el pelo se ha vuelto amarillo y ralo, el sacerdote lo declarará impuro: es un caso de sarna, afección de la cabeza o la barba. 31Pero si, al examinar la sarna, el sacerdote ve que, aunque la piel no aparece hundida, ya no le queda pelo negro, aislará al enfermo durante siete días. 32El séptimo día lo examinará; si observa que no se ha extendido la sarna, que no hay pelo amarillo ni aparece hundida, 33entonces el enfermo se afeitará completamente menos la parte sarnosa, y el sacerdote lo volverá a aislar por otros siete días. 34El séptimo día el sacerdote examinará la sarna; si observa que no se ha extendido y que la piel no aparece hundida, el sacerdote lo declarará puro. El enfermo lavará sus vestidos y quedará puro. 35Pero si, después de declarado puro, se extiende la sarna, el sacerdote lo volverá a examinar; 36si observa que la sarna se ha extendido, no hace falta que mire si el pelo se ha vuelto amarillo: es impuro. 37Pero si ve que la sarna está localizada y le crece pelo negro, entonces la sarna está curada: es puro, y el sacerdote lo declarará puro.
38>>[f] Cuando a un hombre o a una mujer le salgan manchas blancas en la piel, el sacerdote lo examinará; 39si observa sobre la piel manchas blancas pálidas, es un caso de leucodermia formada en la piel: es puro.
40>>[g] Cuando a un hombre se le caiga el pelo, es un caso de alopecia: es puro. 41Si se le cae el pelo de las sienes, se le forman entradas: es puro. 42Si en la calvicie o en las entradas se le forman llagas rojizas claras, es un caso de afección producida en la calvicie o en las entradas. 43El sacerdote lo examinará; si observa en la calvicie o en las entradas una inflamación rojiza clara del mismo aspecto que las afecciones cutáneas, 44se trata de un hombre con afección cutánea: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de afección en la cabeza.
45>>El que ha sido declarado enfermo de afección cutánea andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" 46Mientras le dure la afección seguirá impuro. Vivirá apartado y tendrá su morada fuera del campamento.

[B] Infección de ropas.

47>>Cuando se produzca una infección en un vestido de lana o de lino, 48en una trama o urdimbre de lana o de lino, en un cuero o en cualquier objeto de piel, 49y aparezca en ellos una mancha verduzca o rojiza, es una infección que hay que hacer examinar al sacerdote. 50El sacerdote examinará la mancha y aislará el objeto durante siete días. 51El séptimo día lo examinará; si se ha extendido el mal por el vestido, o por la trama o urdimbre, o por el cuero del objeto hecho con piel, se trata de un morbo corrosivo: es impuro. 52Quemará el vestido, la trama o urdimbre, de lana o de lino, o el objeto de piel en el que ha prendido el mal, porque se trata de un morbo corrosivo: lo quemará.
53>>Pero si al examinarlo observa el sacerdote que no se ha extendido el mal por el vestido, trama, urdimbre o por el objeto de cuero, 54mandará lavar la parte manchada y la volverá a aislar por otros siete días. 55Después de lavada, el sacerdote volverá a examinar la mancha, y si no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido, es impura. El sacerdote la quemará: está corroída por el derecho o por el revés. 56Pero si después de lavada, al examinarla el sacerdote, observa que la mancha se ha vuelto pálida, entonces arrancará el trozo del vestido, del cuero, de la trama o de la urdimbre. 57Y si más tarde reaparece la mancha en el vestido, trama, urdimbre o en el objeto de piel, el mal sigue. Quemaréis todo lo infectado. 58El vestido, trama, urdimbre u objeto de cuero del que ha desaparecido la mancha al lavarlo, lo volveréis a lavar y quedará puro.
59>>Esta es la ley sobre la infección en vestidos de lana o lino, en trama o urdimbre y en objetos de piel. Es la ley según la cual se declararán puros o impuros>>.

Explicación.

La primera cosa para asomarse correctamente a este capítulo es no traducir el término hebreo por "lepra". Los síntomas descritos no corresponden en manera alguna a lo que la medicina moderna llama lepra; la cual era desconocida en el oriente próximo antes de Alejandro. Ciertamente, todos los casos descritos se refieren a enfermedades de la piel, que de algún modo deforman la apariencia del hombre y no le permiten presentarse ante Dios, y que pueden ser contagiosas o repugnantes para los demás.

Distinguirlos con precisión clínica, según criterios modernos, es imposible en muchos casos: porque los síntomas no son suficientes, porque sospechamos que el autor ha mezclado o confundido datos. Dos casos resultan suficientemente claros: calvicie o alopecia (40-41) y vitíligo o leucodermia (38-39).

El capítulo se reparte en siete apartados, probablemente con el deseo de ser completo. Varios términos que el autor emplea con valor técnico son para nosotros dudosos. No podemos negar el carácter higiénico de muchas de estas prescripciones: varias afecciones descritas son contagiosas, y la asamblea cúltica podía ser un lugar de contagio. La legislación cúltica favorecía la atención prestada a enfermos con el diagnóstico tempestivo, la segregación, indirectamente la cura. Pero no es ése el interés del autor; su perspectiva es rigurosamente cúltica, las enfermedades de la piel producen un estado de impureza que, si es posible, se debe remover.

13,3 La expresión "afección cutánea" es más fuerte en hebreo, pues en el término traducido por "afección" suena la imagen de un asalto o golpe producido por una fuerza sobrehumana, concretamente por la cólera de Dios. En varios casos bíblicos esa enfermedad figura como castigo divino: María (Nm 12,10-15); Gehazi, el criado de Eliseo (2 Re 5); el rey Uzías (2 Cr 26,16-21); Joab (2 Sm 3,29) y en la lista de maldiciones (Dt 28,27.35).

Los sacerdotes adoptan una actitud que diríamos clínica, aplicando su manual de síntomas al caso particular. La observación repetida, periódica les permite controlar el proceso; pero no se encargan de aplicar remedios. Y el examen del enfermo es puramente visual, reducido a pocos indicios. Su competencia consiste en declarar autoritativamente el estado de impureza o de pureza, ante todo en bien de la comunidad.

13,29-30 En este caso y en el siguiente el autor distingue y junta hombre y mujer. La cosa es lógica si se habla de cabellera y barba; pero es curioso que no valga para el caso de alopecia (40-44) y sí para la leucodermia. Por lo demás, aunque la casuística se exprese en género masculino, cabe suponer que también las mujeres estaban expuestas a las mismas enfermedades y sometidas a las mismas prescripciones.

13,45-46 En caso extremo, de enfermedad incurable, el enfermo es alejado de la comunidad: para circunscribir el contagio, pensamos nosotros; para que no contamine el culto, piensa el autor. Véase el episodio de 2 Re 7 y el grito de Lam 4,14. De este tipo parecen ser los casos que recoge Lc 17 par.

13,47 Al encontrar aquí un diagnóstico sacerdotal sobre ropas, nosotros pensamos que pueden ser transmisoras de contagio; al autor le preocupa su amenaza potencial contra la pureza cúltica: de la piel pasa a la ropa, de la ropa a las casas. Los síntomas se pueden interpretar como invasión de hongos que causan enmohecimiento y descomposición de tejidos orgánicos. Pero el autor usa la misma palabra de antes, "golpe, afección". No poseía nuestros conocimientos y atribuía el fenómeno a causas semejantes. Por eso aplica el mismo procedimiento para diagnosticar; confinar a la prenda de vestir durante siete días. Si el enmohecimiento es pertinaz, el modo de separar la prenda del uso común es quemarla. Nos extraña que las mujeres israelitas no pudieran aportar una experiencia mejor en este asunto.

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