jueves, 21 de abril de 2016

LEVÍTICO. CAPÍTULO 26.

Bendiciones y maldiciones (Dt 27-28)

261-No os haréis ídolos, ni erigiréis estelas, ni colocaréis relieves en piedra en vuestro país para postraros ante ellos. Porque yo soy el Señor, vuestro Dios.

2<<Guardad mis sábados y respetad mi santuario. Yo soy el Señor.

Bendiciones

3>>Si seguís mi legislación y cumplís mis preceptos poniéndolos por obra, 4yo os mandaré la lluvia a su tiempo: la tierra dará sus cosechas y los árboles sus frutos. 5La trilla alcanzará a la vendimia y la vendimia a la sementera.
>>Comeréis hasta saciaros y habitaréis tranquilos en vuestra tierra.
6>>Pondré paz en el país y dormiréis sin alarmas. Descastaré las fieras y la espada no cruzará vuestro país.
7>>Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros a filo de espada. 8Cinco de vosotros pondrán en fuga a cien, y cien de vosotros, a diez mil. Vuestros enemigos caerán ante vosotros a filo de espada.
9>>Me volveré hacia vosotros y os haré crecer y multiplicaros, manteniendo mi pacto con vosotros.
10>>Comeréis de cosechas almacenadas y sacaréis lo almacenado para hacer sitio a lo nuevo.
11>>Pondré mi morada entre vosotros y no os detestaré.
12>>Caminaré entre vosotros y seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. 
13>>Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de Egipto, de la esclavitud, rompí las coyundas de vuestro yugo, os hice caminar erguidos.

Maldiciones

14>>Pero si no me obedecéis y no ponéis por obra todos estos preceptos, 15si rechazáis mis leyes y detestáis mis mandatos, no poniendo por obra todos mis preceptos y rompiendo mi pacto, 16entonces yo os trataré así: despacharé contra vosotros el espanto, la tisis y la fiebre, que nublan los ojos y consumen la vida; sembraréis en balde, pues vuestros enemigos se comerán la cosecha; 17me enfrentaré con vosotros y sucumbiréis ante vuestros enemigos; vuestros contrarios os someterán y huiréis sin que nadie os persiga.
18>>Y si con todo no me obedecéis, multiplicaré por siete mis escarmientos, por vuestros pecados. 19Quebrantaré vuestra terca soberbia. Convertiré vuestro cielo en hierro y en bronce vuestra tierra. 30Se agotarán en balde vuestras fuerzas. Vuestros campos no darán su cosecha ni los árboles sus frutos.
21>>Y si seguís obstinados en proceder contra mí, negándoos a obedecerme, multiplicaré por siete mis golpes, por vuestros pecados. 22Soltaré contra vosotros fieras salvajes que os dejarán sin hijos, destrozarán vuestros ganados, os diezmarán y asolarán vuestros caminos.
23>>Y si aun así no escarmentáis, sino que procedéis obstinadamente contra mí, 24también yo procederé obstinadamente contra vosotros, multiplicando por siete mis golpes, por vuestros pecados. 25Esgrimiré contra vosotros la espada vengadora de mi pacto y os refugiaréis en vuestras ciudades. Os mandaré entonces la peste, y os rendiréis a vuestros enemigos. 26Cuando os corte el sustento de pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un horno, os darán el pan tostado y comeréis sin saciaros.
27>>Y si aun así no me obedecéis, sino que procedéis obstinadamente contra mí, 28también yo seguiré obstinado en mi ira contra vosotros, multiplicando por siete mis escarmientos, por vuestros pecados. 29Os comeréis la carne de vuestros hijos, os comeréis la carne de vuestras hijas. 30Destruiré vuestros altozanos, destrozaré vuestros cipos, amontonaré vuestros cadáveres sobre los de vuestros ídolos, y os detestaré. 31Devastaré vuestras ciudades, asolaré vuestros santuarios, no me aplacarán vuestros aromas. 32Yo asolaré el país, y vuestros enemigos, sus ocupantes, se horrorizarán de él. 33Os aventaré en medio de los pueblos y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestros campos serán desolación y vuestras ciudades ruinas.
34>>Entonces todo el tiempo que dure la desolación y estéis vosotros en país enemigo, la tierra disfrutará de sus sábados; sólo entonces descansará la tierra y disfrutará de sus sábados. 35Descansará todo el tiempo que dura la desolación; descanso de sábado que vosotros no le disteis mientras la habitabais. 36A los que de vosotros sobrevivan, los haré acobardarse en país enemigo; alarmados por el rumor de hojas que vuelan, huirán como si fuera la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 37Tropezarán unos con otros, como si de espada se tratara, sin que nadie los persiga. No podréis oponer resistencia a vuestros enemigos. 38Pereceréis en medio de los pueblos. El país enemigo os devorará.

Reconciliación

39>>Los que sobrevivan de vosotros, se pudrirán en país enemigo por su culpa y la de sus padres. 40Confesarán su culpa y la de sus padres: de haberme sido infieles y haber procedido obstinadamente contra mí, 41por lo que también yo procedí obstinadamente contra ellos y los llevé a país enemigo, para ver si se doblegaba su corazón incircunciso y expiaban su culpa.
42>>Entonces yo recordaré mi pacto con Jacob, mi pacto con Isaac, mi pacto con Abrahán: me acordaré de la tierra. 43Pero ellos tendrán que abandonar la tierra, y así ella disfrutará de sus sábados, mientras queda desolada en su ausencia. Expiarán la culpa de haber rechazado mis mandatos y haber detestado mis leyes.
44>>Pero aun con todo esto, cuando estén en país enemigo, no los rechazaré ni los detestaré hasta el punto de exterminarlos y de romper mi pacto con ellos. Porque yo soy el Señor, su Dios. 45Recordaré en favor de ellos el pacto con los antepasados, a quienes saqué de Egipto, a la vista de los pueblos para ser su Dios. Yo soy el Señor>>.
46Estos son los preceptos, mandatos y leyes a tener de los cuales pactó el Señor por medio de Moisés con los israelitas en el monte Sinaí.


Explicación.



26 Una de las partes constitutivas de la alianza, y de otros pactos, suelen ser las amenazas y promesas, bendiciones y maldiciones, vinculadas a la transgresión o al cumplimiento de las estipulaciones libremente aceptadas. En nuestro caso las podemos llamar castigos y premios sancionados por Dios. No son cláusulas precisas, ligadas a preceptos individuales, sino que tienen valor global. En el texto bíblico encontramos esta serie, que clausura un cuerpo, y las de Dt 27-28, que clausuran la nueva versión de la alianza. Un tono parenético y elementos repartidos de exhortación caracterizan la serie presente.


Esta perspectiva puede explicar los versos 1-2 como resumen y empalme. Un par de preceptos, tomados del decálogo y de Lv 19,4.30 colocan un marcho representativo a cuanto sigue. Está el primer mandamiento, concretado en imágenes de dioses falsos, se añaden el sábado y el templo, como preocupaciones de la comunidad judía como distintivo (Is 56,1-6), el templo es centro de unidad.

26,3-13 Las bendiciones están escritas en prosa rítmica, con fórmulas que varían. El Señor se dirige en segunda persona y en plural a la comunidad, promete intervenir e indica las consecuencias. En cuanto al tema, aparecen vinculadas la bendición de fecundidad de la tierra y de los hombres, repitiendo en clave nueva dos promesas patriarcales. Se añade la paz o la victoria en caso de agresión enemiga. Corona todo la promesa máxima; la presencia y compañía de un Dios próximo y amigo, el Dios de la liberación y la alianza. Véanse Sal 144,12-15 y 147,12-20.

36,4-5 La lluvia es bendición primaria. Compárese con el ciclo de Os 2,23-25 y con Am 9,13. Llama "tierra vuestra" a la que otras veces llama "mi tierra".

26,6 Os 2,20.

26,7 Sal 18,38-43.

26,8 Véase Dt 32,30 y descripciones de victorias israelitas.

26,9 Jr 30,19.

26,10 Lc 12,16-21.

26,11-12 La "morada" es el templo, imaginado en condición itinerante. Sal 132,14.

26,13 Véase Ez 34,27.

26,14-38 Como en Dt 27-28, las maldiciones están más desarrolladas que las bendiciones. Aunque coinciden algunos temas no hay correspondencia ni en la formulación ni en el orden. El principio de ordenación es otro: es el principio del escarmiento sucesivo, escalonado, que conocemos por Am 4,6-12. Se suceden cinco oleadas de rebelión y castigo (14.18.21.23.27) y se reitera la expresión proverbial "multiplicar por siete". El total de rebeldías y castigos es cinco, la mitad de las plagas de Egipto.

Las desgracias acumuladas, con pasión, sin complacencia, proceden en gran parte de experiencias históricas del pueblo, de cualquier pueblo, muchas veces anunciadas por los profetas. El destierro, como experiencia más cercana y más terrible, proyecta su sombra sobre estas líneas. La descripción está animada por una fantasía trágica, el tono se vuelve patético.

26,14-15 La introducción condicional vale para todo. Reúne tres sinónimos de mandato, los refiere explícitamente a la alianza y los sintetiza en la relación personal "obedecerme".

26,16-17 Primer castigo. La maldición de trabajar en vano, para provecho ajeno: véase p. ej. Jue 6; Is 1,7.

26,18-20 Segundo castigo. Pecado de soberbia o presunción: compárese con Is 17; Jr 48. La sequía pertinaz, descrita en vigorosa metáfora, hace estéril toda la fatiga del hombre; Ag 1,10-11; Jr 14.

26,21-22 Tercer castigo. El hombre deja de dominar a los animales, se invierten la bendición de Gn 1,28. La cultura urbana y agrícola expulsa las fieras, la destrucción les ofrece espacio: 2 Re 2,24; 17,25; en contextos escatológico Is 13 y 34.

26,23-26 Cuarto castigo. La espada significa la guerra con su secuela (cfr. Ez 21). Los hombres se refugian en ciudades amuralladas (Jr 4,5; Ez 33,1-6); asediados mueren de hambre (2 Re 7) y estalla una epidemia. Estas tres, solas o con las fieras, recurren en la profecía de Jr y Ez; véase también 2 Sm 24.

26,27-38 Quinto castigo. Fortísimo y prolongado. El autor recoge recuerdos de la gran catástrofe, destrucción de Jerusalén, matanza y destierro, quizá leídos en las Lamentaciones, y los coloca como amenaza de futuro en la época del Sinaí. Hace a Moisés su anunciador apasionado, y su ejecutor, a un Señor desencadenado. Hay que escuchar y dejar resonar el ritmo implacable de verbos en primera persona pronunciados por Dios; casi todos activos, varios de sentimiento, alguno de abstención o rechazo no menos terrible.

26,29 Hambre enloquecedora, que anula sentimientos humanos radicales: 2 Re 6,29;  Lam 4,10; Bar 2,3.

26,30 Los cadáveres profanan cuanto tocan. Pero esos ídolos ya eran cadáveres, seres inertes. Lo contrario del Dios vivo que santifica. "Os detestaré" o sentiré asco de vosotros.

26,31 A la letra, no oleré vuestro aroma que aplaca (expresión consabida).

26,32 Véase Jr 18,16; 19,8.

26,33 Véase Ez 5,2.

26,34-35 El destierro está ligado a la ley del año sabático y del jubilar. Según Jeremías el descanso dura setenta años. Es llamativa la sonoridad del fragmento, con aliteraciones y reiteración de la raíz "descansar".

26,36-37 Interesante análisis psicológico del miedo; se puede comparar con Sab 17,1-13.

26,39-45 El torrente anterior de desgracias desemboca inesperadamente en este lago de serenidad y esperanza. Se diría que la pasión ha crecido sin amainar para hacer resaltar por contraste el desenlace, el epílogo. Los que escriben esta página viven en Jerusalén, en la patria, y conocen la historia del destierro. ¿Por qué sucedió aquella desgracia? -Por nuestros pecados. ¿Por qué no fue el final, sino que vivimos y estamos ahora aquí? -Por la lealtad del Señor a sus compromisos: a la alianza o promesa hecha a los patriarcas, a la alianza bilateral estipulada con la generación de Egipto y el desierto.

La misericordia, el perdón de Dios está ligado a la conversión del hombre, a la confesión humilde (cfr. Neh 9; Bar 1,15-3,8), al valor "expiatorio" (de resarcir o pagar Is 40,2) del destierro. A pesar de la infidelidad, el Señor sigue fiel a su alianza y a la promesa: así muestra que las dos son gracia, y en ese sentido se llama pacto. Véase Dt 30,1-10. El nombre, Yhwh, y el título de la alianza "su Dios" rubrican el anuncio.

26,44 Rechazo: Jr 7,29; Os 4,6; Am 5,21.

26,46 El colofón tiene función narrativa: intenta englobar todas las disposiciones en la institución del Sinaí.

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