miércoles, 20 de abril de 2016

LEVÍTICO. CAPÍTULO 5.

[A] Casos particulares

51-Si alguno, citado bajo pena a comparecer como testigo -de vista o de oído-, no declara, peca e incurre en culpa.

2<<Si alguno, sin darse cuenta, toca algo impuro, sea el cadáver de una fiera impura, sea el cadáver de ganado impuro, o el de un animal impuro, también, cuando se entere, incurre en reato.
3>>Si alguno, sin darse cuenta, toca a una persona impura, manchada con cualquier clase de impureza, cuando se entere, incurre en reato.
4>>Si alguno, sin darse cuenta, jura a la ligera, para mal o para bien -como hace la gente-, cuando se entere, incurre en reato.
5>>El que por cualquiera de estas causas incurra en reato en cualquier caso, confesará su transgresión. 6Y por la transgresión cometida, en penitencia, ofrecerá al Señor una hembra de ganado menor, oveja o cabra, por su transgresión. El sacerdote expiará por su transgresión, y se le perdonará.

Casos de pobres

7>>[a] Si no tiene lo suficiente para un cabrito, por la transgresión cometida ofrecerá al Señor dos tórtolas o dos pichones: uno en sacrificio expiatorio y el otro en holocausto.

8>>El sacerdote los llevará y ofrecerá en primer lugar la víctima del sacrificio expiatorio, le retorcerá el cuello por la cerviz, sin arrancarlo. 9Con la sangre de la víctima salpicará la pared del altar y exprimirá el resto de la sangre al pie del mismo altar. Es un sacrificio expiatorio.
10>>El segundo lo ofrecerá en holocausto, según el ritual. El sacerdote expiará por la transgresión cometida, y se le perdonará.
11>>[b] Y si no tiene lo suficiente para dos tórtolas o dos pichones, por la transgresión cometida hará una oferta de veintidós decilitros de flor de harina. No le pondrá aceite ni incienso, porque es un sacrificio expiatorio. 12La llevará al sacerdote, y éste, tomando un pellizco en obsequio, lo dejará quemarse sobre el altar, en oblación al Señor. Es un sacrificio expiatorio.
13>>El sacerdote expiará por la transgresión cometida en cualquiera de estos casos, y se le perdonará. El resto, como las ofrendas de flor de haria, le corresponde al sacerdote>>.

[B] Sacrificio penitencial (2 Re 12,17)

14El Señor dijo a Moisés:

15.-El que cometa un delito, defraudando por inadvertencia algo consagrado al Señor, ofrecerá al Señor en penitencia un carnero sin defecto, tasado en veinte gramos de plata (pesos del templo). 16Y lo que defraudó lo restituirá con recargo de un veinte por ciento. Lo entregará al sacerdote, y éste expiará por él, con el carnero del sacrificio penitencial, y se le perdonará.
17<<Si alguno, sin darse cuenta, traspasa alguna prohibición del Señor, incurre en reato y carga con la culpa. 18Llevará al sacerdote un carnero sin defecto, tasado en proporción al reato. El sacerdote expiará por el pecado cometido por inadvertencia, y se le perdonará.
19>>Es un sacrificio penitencial por el reato en que incurrió contra el Señor>>.

Fraude contra el prójimo

20El Señor dijo a Moisés:
21-El que cometa un delito contra el Señor defraudando a su paisano, en concepto de depósito, 22préstamo, robo, explotación o apropiación con perjurio de algo perdido -uno de los pecados que suelen cometer los hombres-, 23pecando e incurriendo en reato, deberá restituir lo robado, lo ganado con explotación, el depósito o lo apropiado con perjurio. 24Lo restituirá por completo con recargo de un veinte por ciento, y se lo devolverá al propietario al ofrecer el sacrificio penitencial.
25<<Como víctima, ofrecerá al Señor un carnero sin defecto, tasado en proporción al delito.  26Lo llevará al sacerdote, y éste hará la expiación ante el Señor, y se le perdonará cualquier delito que haya cometido>>.

Explicación.

5,1-4 El capítulo prolonga con rigor lo anterior reuniendo cuatro casos sometidos a la necesidad de expiar.

5,1 El primero no parece ser un caso de inadvertencia, puesto que "ha oído". El caso corresponde a la administración judicial. Se citaba a comparecer a posibles testigos, desconocidos, pronunciando una maldición o imprecación: adonde no llegaba el brazo humano de la justicia, alcanzaba el poder de la "maldición". El testigo que había oído la proclama y no comparecía cargaba con la culpa y sus consecuencias.

5,2-3 Estos dos casos pertenecen a la legislación de los capítulos 11-15. La impureza cúltica o legal se consideraba un hecho objetivo, como un contagio. No dependía del conocimiento subjetivo: el individuo podía tocar sin darse cuenta o ignorar que el objeto era impuro. El reato surge cuando el hombre cae en la cuenta de su estado.

5,4 La ley pretende salvaguardar el valor y eficacia de los juramentos, y educar a los negligentes o desconsiderados. Véase Eclo 23,9-11.

5,5-6 En los cuatro casos hay posibilidad y necesidad de expiación: el sacrificio aparta el estado de reato y sus consecuencias. Pero ha de preceder la "confesión": el término es técnico, clásico de liturgias penitenciales: Dn 9,4.20; Esd 10,1; Neh 1,6; 9,2s. El rito es el descrito en el cuarto caso del capítulo precedente.

5,7-13 Suponen una situación notable de pobreza. Sobre todo por el hecho llamativo de considerar "sacrificio" un rito sin víctima animal; es decir, los sacerdotes equiparan ofrenda a sacrificio en caso de grave necesidad. Pero ¿era tan barata la flor de harina?

5,15-16 Esta transgresión es más grave, aunque sea inadvertida, porque toca lo sagrado. Al caer en la cuenta, el hombre debe someterse a penitencia y restitución. El recargo es una especie de multa.

5,15 Mal 3,8.

5,17-19 Suenan como una especie de recapitulación, pero sin diferenciar casos ni víctimas.

5,21 Antes se trataba de un delito contra la propiedad divina, sacra; ahora el delito va contra la propiedad del prójimo. Pues bien, al defraudar al prójimo, peca contra el Señor, principalmente por el perjurio en que invocaba a Dios como testigo. A Dios se ofrece el sacrificio de expiación, al prójimo la restitución con recargo. De este modo, el derecho sacro garantiza los derechos ciudadanos. Eclo 35,18-20.

5,22 Mal 3,5.

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