lunes, 18 de julio de 2016

NÚMEROS. CAPÍTULO 1.

EN EL DESIERTO DEL SINAÍ


Censo (Nm 26)



11El día primero del segundo mes del segundo año de la salida de Egipto, en el desierto de Sinaí, en la tienda del encuentro, el Señor, dijo a Moisés:

2-Haz un censo completo de la comunidad israelita: todos los varones, uno a uno, por clanes y familias, registrando sus nombres. 3Tú y Aarón registraréis por escuadrones a todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra. 4Os asistirá un hombre por cada tribu, todos jefes de familia.
5<<Los nombres de los que os asistirán son: por Rubén, Eisur, hijo de Sedeur; 6por Simeón, Salumiel, hijo de Surisaday; 7por Judá, Najsón, hijo de Aminadab; 8por Isacar, Natanael, hijo de Suar; 9por Zabulón, Eliab, hijo de Jalón; 10por los hijos de José: por Efraín, Elisamá, hijo de Amihud, y por Manasés, Gamaliel, hijo de Fedasur; 11por Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní; 12por Dan, Ajiezer, hijo de Amisaday; 13por Aser, Pagiel, hijo de Ocrán; 14por Gad, Eliasaf, hijo de Degüel; 15por Neftalí, Ajirá hijo de Enán>>.
16Estos fueron los nombrados por la comunidad, jefes de tribus y cabezas de clanes.
17Moisés tomó a Aarón y a estos hombres escogidos nominalmente, 18reunió toda la asamblea el día primero del mes segundo, y todos se inscribieron, uno a uno, los mayores de veinte años, por clanes y familias, registrando sus nombres; 19como lo había mandado el Señor a Moisés, así hizo el censo en el desierto del Sinaí.
20Hijos y descendientes de Rubén, primogénito de Israel, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra; 21total de la tribu de Rubén, cuarenta y seis mil quinientos.
22Hijos y descendientes de Simeón, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 23total de la tribu de Simeón, cincuenta y nueve mil trescientos.
24Hijos y descendientes de Gad, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 25total de la tribu de Gad, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
26Hijos y descendientes de Judá, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 29total de la tribu de Isacar, cincuenta y cuantro mil cuatrocientos.
30Hijos y descendientes de Zabulón, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 31total de la tribu de Zabulón, cincuenta y siete mil cuatrocientos.
32Hijos y descendientes de Efraín, hijo de José, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 33total de la tribu de Efraín, cuarenta mil quinientos.
34Hijos y descendientes de Manasés, hijo de José, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones de veinte años y aptos para la guerra: 35total de la tribu de Manasés, treinta y dos mil doscientos.
36Hijos y descendientes de Benjamín, por clanes y familias, registrando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 37total de la tribu de Benjamín, treinta y cinco mil cuatrocientos.
38Hijos y descendientes de Dan, por clanes y familias, registrando los nombres uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 39total de la tribu de Dan, sesenta y dos mil setencientos.
40Hijos y descendientes de Aser, por clanes y familias, contando los nombres, uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 41total de la tribu de Aser, cuarenta y un mil quinientos.
42Hijos y descendientes de Neftalí, por clanes y familias, registrando los nombres uno a uno, de los varones mayores de veinte años y aptos para la guerra: 43total de la tribu de Neftalí, cincuenta y tres mil cuatrocientos.
44Este es el censo que hizo Moisés con Aarón, asistidos por los doce jefes israelitas, uno por cada tribu, todos jefes de familia. 45El total de los israelitas, por familias, mayores de veinte años y aptos para la guerra, 46 fue de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
47Pero los levitas no fueron registrados con los demás, por familias, 48porque el Señor había dicho a Moisés:
49-No incluyas a los levitas en el censo y registro de los israelitas; 50encárgales de la tienda de la alianza, de sus objetos y enseres; ellos transportarán la tienda de la alianza con sus objetos, estarán a su servicio y acamparán a su alrededor. 51Cuando haya que ponerse en marcha, los levitas desmontarán la tienda; cuando se haga alto, los levitas la montarán. Al extraño* que se meta, se le matará.
52<<Los israelitas acamparon por escuadrones, cada uno en su campamento, junto a su banderín. 53Los levitas harán la guardia de la tienda de la alianza, para que no estalle la cólera contra la comunidad israelita. Los levitas cuidarán de la tienda de la alianza>>.
54Los israelitas hicieron todo lo que el Señor había mandado a Moisés; lo cumplieron todo.

Explicación.


1,1 Según la costumbre del narrador sacerdotal, todo comienza con un mandato del Señor. El mismo narrador ama fijar las coordenadas del relato. La fecha supone una estancia breve en el Sinaí, increíblemente breve para todos los trabajos descritos en Ex 35-40. Los 19 días que siguen hasta la partida se dedican a preparativos inmediatos para la marcha. El contraste con la salida apresurada de Egipto es manifiesto: es que entonces eran una masa de clanes (Ex 12,38) y ahora son un pueblo perfectamente organizado. Moisés recibe órdenes suplementarias del Señor en la tienda del encuentro. De rebote, la casta sacerdotal afirma la centralidad y autoridad de Jerusalén y del templo para los asuntos de todos los judíos. Son los sacerdotes quienes ahora acuden al encuentro o cita con el Señor.


1,2 Así pues, el censo no es idea ambiciosa o vanidosa de Moisés, como la censurada de David (2 Sm 24). Es verdad que un censo es acto de dominio y posesión: si Dios lo ordena, es porque él es dueño y señor. Al autor le preocupa la unidad completa y diferenciada de Israel: todas las tribus estuvieron en el Sinaí, todas sellaron la alianza (todas componen el Israel contemporáneo del autor).

El pueblo se divide idealmente en tribus, las tribus en clanes, los clanes en familias o casas (la terminología no es rígida). El censo adopta un carácter militar: el Señor pasa revista a sus "ejércitos" o escuadrones (Exz 7,4; 12,41.51), como pasa revista a los Ejércitos celestes (Sal 147,4; Eclo 43,10).

1,3 Bien pronto se apresura el autor a introducir a Aarón en puesto preferente. Para el censo sólo cuenta la edad militar; no se añden otros criterios, como casado o soltero, enfermo, etc.

1,4 Los colaboradores escogidos por u na parte representan a la asamblea como unidad, por otra parte muestran y ratifican la pluralidad de dicha asamblea (cfr. 1 Cr 27,16-23). Las doce tribus, un tiempo de organización política, perviven como signo de pluralidad en la unidad. Entre los nombres, varios son teofóricos, es decir, están compuestos de algún nombre o título divino: Sur = Roca,  Saday (=?), El = Dios; ninguno se compone de Yah. Se supone realizada la división de José en las dos tribus de Efraín y Manasés (cfr. Gn 48).

1,20-46 El censo está presentado con orden burocrático, repitiendo un esquema. Los números son fantásticos: algunas variantes procurar dar la impresión de realismo, dejando a Judá en primer lugar. Al número total habría que añadir: las mujeres de la misma edad, otras tantas al menos, los mayores de sesenta años y los menores de veinte de ambos sexos, la tribu de Leví. Fácilmente llegaríamos a dos millones. ¿De dónde salen las cifras? Se han conjeturado varias explicaciones; una de las más sencillas es la económica: según el tributo señalado en Ex 30,12 y 38,26; compárese con 1 Cr 12,24-41. Además, el autor piensa e inculca que en el momento de la alianza, la promesa de la fecundidad patriarcal se ha cumplido maravillosamente, y ahora llega el momento de cumplir la otra promesa, el don de la tierra.

1,47-51 Los levitas quedan excluidos del censo militar, porque su servicio tendrá por objeto el santuario. ¿Es una degradación? Así lo explica Ez 44,10-17: "se alejaron de mí cuando Israel se extravió, abandonándome para seguir a sus ídolos, pagaran su culpa..."

El presente libro les asigna funciones subordinadas, pero no como castigo. Ellos se acercan y manejan objetos que los laicos no pueden tocar, bajo pena de muerte. Ellos forman un cordón protector en torno a la tienda: para que ningún intruso se atreva a penetrar, para que la santidad ultrajada del Señor no descargue sobre el pueblo. Algunos piensan que el autor los imagina armados, con orden de dar muerte inmediata a cualquier intruso.

1,51 * = O: al laico.

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