lunes, 18 de julio de 2016

NÚMEROS. CAPÍTULO 16.

Motín de Córaj, Datán y Abirán (Dt 11,6; Eclo 45,18s; Nm 26,9-11)

161Córaj, hijo de Yishar, hijo de Quehat, levita; Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet, rubenitas, 2se rebelaron contra Moisés, y con ellos doscientos cincuenta hombres, jefes de la asamblea, escogidos para su cargo y de buena reputación. 3Se amotiaron contra Moisés y Aarón, diciendo:
-Ya está bien. Toda la comunidad es sagrada y en medio de ella está el Señor, ¿por qué os ponéis encima de la asamblea del Señor?
4Moisés, al oírlo, se echó por tierra 5y dijo a Córaj y sus secuaces:
-Mañana hará sabe el Señor quién le pertenece: al consagrado lo hará acercarse, al escogido lo hará acercarse. 6Haced, pues, lo siguiente: Córaj y todos sus secuaces, tomad los incensarios, 7poned en ellos fuego y echad incienso ante el Señor mañana. El hombre que el Señor escoja le está consagrado. Ya está bien, levitas.
8Moisés dijo a Córaj:
9-Escuchadme, levitas: ¿todavía os parece poco? El Dios de Israel os ha apartado de la asamblea de Israel para que estéis cerca de él, prestéis servicio en su templo y estéis a disposición de la asamblea para servirle. 10A ti y a tus hermanos levitas os ha acercado. ¿Por qué reclamáis también el sacerdocio? 11Tú y tus secuaces os habéis rebelado contra el Señor, pues ¿quién es Aarón para que protestéis contra él?
12Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, los cuales dijeron:
13-No acudimos. ¿No te basta con habernos sacado de una tierra que mana leche y miel para darnos muerte en el desierto, para que encima pretendas ser nuestro jefe? 14No nos has llevado a una tierra que mana leche y miel, ni nos has dado en heredad campos, ni viñas, ¿y quieres sacarle los ojos a esta gente? No acudmios.
15Moisés se enfureció y dijo al Señor:
-No aceptes sus ofrendas. Ni un asno he recibido de ellos ni he hecho mal a ninguno.
16Después dijo a Córaj:
-Mañana, tú y tus secuaces os presentaréis al Señor, y también Aarón con ellos. 17Que cada uno tome su incensario, eche incienso y lo ofrezca al Señor. Cada uno de los doscientos cincuenta su incensario, y tú Aarón el vuestro.
18Tomó, pues, cada uno su incensario, puso fuego, echó incienso y se colocaron a la entrada de la tienda del encuentro con Moisés y Aarón. 19También Córaj reunió a sus secuaces a la entrada de la tienda del encuentro.
20La gloria del Señor se mostró a todos los reunidos, y el Señor dijo a Moisés y a Aarón:
21-Apartaos de ese grupo, que los voy a consumir al instante.

Intercesión y castigo

22Ellos cayeron rostro a tierra y oraron: <<Dios, Dios de los espíritus de todos los vivientes, uno solo ha pecado, ¿y vas a irritarte contra todos?>>
23El Señor respondió a Moisés:
24-Di a la gente que se parte de las tiendas de Córaj, Datán y Abirán.
25Moisés se levantó y se dirigió a donde estaban Datán y Abirán, y le siguieron las autoridades de Israel, 26y dijo a la asamblea:
-Apartaos de las tiendas de estos hombres culpables y no toquéis nada de lo suyo para no comprometeros con sus pecados.
27Ellos se apartaron de las tiendas de Córaj, Datán y Abirán, mientras Datán y Abirán, con sus mujeres, hijos y niños, salieron a esperar a la entrada de sus tiendas.
28Dijo entonces Moisés:
-En esto conoceréis que es el Señor quien me ha enviado a actuar así y que no obro por cuenta propia. 29Si éstos mueren de muerte natural, según el destino de todos los hombres, es que el Señor no me ha enviado; 30pero si el Señor hace un milagro, si la tierra se abre y se los traga con los suyos, y bajan vivos al abismo, entonces sabréis que estos hombres han despreciado al Señor.
31Apenas había terminado de hablar, cuando el suelo se resquebrajó debajo de ellos, 32la tierra abrió la boca y se los tragó con todas sus familias, y también a la gente de Córaj con sus posesiones. 33Ellos con todos los suyos bajaron vivos al abismo; la tierra los cubrió y desaparecieron de la asamblea.
34Al ruido, todo Israel, que estaba alrededor, echó a correr, pensando que los tragaba la tierra. 35Y el Señor hizo estallar un fuego que consumió a los doscientos cincuenta hombres que habían llevado el incienso.

Explicación.

16 Las rebeliones contra Moisés son tema recurrente en el viaje por el desierto: el agua, el pan, la carne, la batalla son motivos de rebelión para el pueblo. Aarón y María representan una disputa familiar. Más grave puede ser la rebelión de los rubenitas Datán y Abirán (laicos) contra la autoridad de Moisés, y la de Córaj con sus secuaces contra las prerrogativas cúlticas de Aarón.

Algunos autores distinguen tres rebeliones: 250 laicos contra la autoridad de Moisés y su empresa: "no subimos" (12); se los traga la tierra. Los rubenitas contra la mediación de la tribu de levitas: "todos estamos consagrados" (3). Córaj como exponente de rivalidades entre familias sacerdotales, entre levitas y sacerdotes. La teoría documentaria reparte el texto entre el Yavista y círculos sacerdotales:

J 16,1        12-14.15         25.26        27b-34

P        2-11              16-24         27a              35

El autor ha entretejido las dos otres sediciones, creando una especie de alianza de la oposición, unidos en la queja y en la trágica derrota. Otros elementos han penetrado en el relato, añadiendo confusión. Con todo, la intención general está clara: la rebelión actúa en varios niveles y por diversos motivos; Dios mismo elige y asigna funciones; Moisés descuella en la narración.

16,1-2 Todos los personajes, con su séquito, unidos en la sedición. Rubén fue un tiempo la primera tribu (Gn 49,3). Sobre la función de los levitas, compárese la postura benévola de Dt 18,6-8 con la hostil de 2 Re 23,9. Los doscientos cincuenta no representan a una tribu determinada: no siguen a Córaj como levita, sino como jefe de una causa común.

16,3 La queja va contra privilegios cúlticos de Moisés y Aarón y su argumento es éste: La presencia del Señor santifica toda la asamblea por igual; todos son santos sin distinción, como lo ha prometido Dios (Ex 19,6). Dentro del pueblo ya no hay distinción entre sacro y profano, ya que todos son santos; por tanto, el cargo de Moisés y Aarón es usurpación.

16,4-5 Respuesta: es Dios quien elige y consagra. "Acercarse" tiene el sentido técnico de tener acceso para oficiar. La causa se somete a una ordalía o juicio de Dios (cfr. Elías en 1 Re 18): sólo lo que él acepta es válido.

16,6 Los incensarios tenían forma de sartén: un mango largo sujetaba y sustentaba un recipiente metálico donde se echaban las brasas y el incienso.

16,7 La frase final parece estar desplazada, pues Moisés se dirige por ahora a todo el grupo amotinado. Como diciendo: aunque todos sean miembros del pueblo "santo" o consagrado, no de todos acepta el Señor la oferta del incienso.

16,8-11 Se trata de otro problema: la queja de los levitas contra los privilegios de los sacerdotes aaronitas (cap.8). Los privilegios de los levitas son granes, al servicio del Señor y de la comunidad. Al reclamar también el sacerdocio se han rebelado contra el Dios que elige: en vez de dar gracias por el don recibido, protestan porque no les dan más. Por eso se harán indignos del don recibido.

16,12 Ahora trata el asunto de los rubenitas. Moisés convoca a los levantiscos para escucharlos antes de pronunciar sentencia. "No acudimos": a la letra "no subiremos": ¿rehusando continuar el viaje? (14,2-4).

16,13-14 La liberación queda perversamente deformada en su réplica: el país prometido, "que mana leche y miel" es en realidad Egipto, el desierto es lugar motal; Moisés no es capaz de cumplir sus promesas (Ex 3,8 y 4,30). Ha usurpado el mando (cfr. Ex 2,14). "¿Quieres sacarle los ojos...?": en sentido propio es la maldición de la ceguera (Prov 30,17); en sentido metafórico, los queréis cegar para que no vean lo que está sucediendo, lo que les estáis haciendo.

16,15 Las ofrendas que cualquier israelita puede ofrecer al Señor; sólo cuando Dios las acepta son válidas. Ante Dios Moisés protesta en su desinterés y su justicia (cfr. 1 Sm 12,3-4): todo son calumnias. Continúa en el v.25.

16,16 Empalma con el v.7. Moisés sigue hablando con Córaj, presente, mientras que Datán y Abirán se han negado a acudir (en nuestra interpretación). Los 250 figuran como "secuces" de Córaj. El Señor se presenta ante todos como juez: en su gloria (14,10), en la nube (12,5). Pronuncia la sentencia y anuncia la inmediata ejecución: "consumir" en el fuego de su ira (Ex 32,9; 33,5), que responde al fuego de los incensarios rechazado.

16,22 Como en otras ocasiones, Moisés intercede. La súplica da a entender que teme la destrucción de "la entera asamblea" y que el culpable es el instigador. Si los 250 se consideran representación de toda la comunidad, el sentido se aclara. Job 12,10.

16,24 El Señor responde distinguiendo y limitando; recuérdese el caso de Sodoma en Gn 19.

16,25 Empalma con el v.14: en vista de que ellos no vienen, Moisés va a buscarlos.

16,26 El simple contacto con las posesiones de los condenados puede contagiar la culpa o sus efectos. Moisés los declara ya culpables.

16,27 Familias y posesiones, hasta los niños pequeños y el ganado, comparten la suerte de los culpables (cfr. Jos 7,24).

16,28-31 El castigo progidioso, la muerte prematura y anunciada, actuará como juicio de Dios confirmando la misión divina de Moisés. El hebreo lo llama una "creación", porque Dios hace perder su natural consistencia a la tierra, que se abre y devora a los que no devoró el agua del Mar Rojo. La tierra personificada abre la boca que es la entrada en el Abismo o Seol (cfr. Is 14,11; Ez 31,15-17; Sal 55,16).

16,32 El nombre de Córaj sobra aquí, Is 5,14; Hab 2,5.

16,35 Concluye la historia de los incensarios, juicio de Córaj con sus secuaces. El fuego devora a los que ya consumía la ambición. Eliminando a los revoltosos, Dios quere que la marcha continúe bajo la guía de su siervo fiel. En la autoridad de Moisés estaba comprometida, de hecho, la empresa.

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