lunes, 18 de julio de 2016

NÚMEROS. CAPÍTULO 17.

Prerrogativas de los aaronitas

171El Señor habló a Moisés:
2-Di a Eleazar, hijo de Aarón, el sacerdote, que retire del fuego de los incensarios y que esparza las brasas, pues son santas; 3con los incensarios de esos que murieron por su pecado haced chapas, que aplicaréis al altar, pues en ellos ofrecieron incienso al Señor y quedaron así consagrados. Y serán un signo para los israelitas.
4El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían ofrecido los muertos en el incendio y los transformó en chapas, que aplicó al altar, 5como aviso a los israelitas, para que nadie que no sea de la estirpe de Aarón se meta a ofrecer incienso al Señor. Para que no le suceda lo que a Córaj y a su banda, como lo había anunciado el Señor por medio de Moisés.
6Al día siguiente toda la comunidad israelita protestó contra Moisés y Aarón, diciendo:
-Estáis matando al pueblo del Señor.
7Y como se formaba un motín contra Moisés y Aarón, ellos se dirigieron a la tienda del encuentro, la nube la cubrió y apareció la gloria del Señor. 8Moisés y Aarón entraron en la tienda del encuentro, 9y el Señor les habló:
10-Apartaos de esa comunidad, y los consumiré al instante.
11Pero ellos se echaron rostro a tierra, y Moisés dijo a Aarón:
-Toma el incensario, pon en él brasas del altar, echa incienso y ve aprisa a la comunidad para expiar por ella, porque ha estallado contra ellos la cólera del Señor y ha comenzado a hacer estragos.
12Aarón hizo lo que decía Moisés, corrió a la comunidad y encontró que el pueblo había comenzado a sufrir estragos. Entonces puso incienso para expiar por ellos, 13y colocándose entre los muertos y los vivos, detuvo la mortandad. 14Los muertos fueron catorce mil setecientos, sin contar los muertos en el motín de Córaj.
15Cuando Aarón volvió a Moisés, a la tienda del encuentro, la mortandad había cesado.

Prerrogativas de los levitas (Nm 16)

16El Señor habló a Moisés:
17-Di a los israelitas que te traigan varas: una por cada jefe de familia, doce en total, y que cada uno escriba en ella su nombre. 18En la vara de Leví irá escrito el nombre de Aarón. Una vara por cada cabeza de tribu. 19Colocadlas en la tienda del encuentro, ante el documento de la alianza que he hecho con ellos. 20La vara del que yo elija, florecerá. Y así acabaré con las protestas de los israelitas contra vosotros.
21Moisés dijo a los israelitas que le trajeran doce varas, una por cada jefe de tribu, y entre ellas la vara de Aarón. 22Moisés depositó las varas ante el Señor en la tienda de la alianza. 23Al día siguiente, cuando Moisés entró en la tienda de la alianza, vio que había florecido la vara de Aarón, representante de la tribu de Leví: echaba flores y flores, y las flores maduraban hasta hacerse almendras.
24Moisés sacó todas las varas de la presencia del Señor y se las llevó a los israelitas. Ellos las examinaron, y cada cual recogió la suya.
25El Señor dijo a Moisés:
-Lleva otra vez la vara de Aarón a la presencia del documento de la alianza, para que se conserve como signo contra los rebeldes. Cesen sus protestas contra mí, y no morirán.
26Moisés hizo exactamente lo que le mandaba el Señor.
27Los israelitas dijeron a Moisés:
28-Nos moriremos, nos estamos muriendo todos. El que se acerca a la morada del Señor, muere. ¿Vamos a morirnos todos?

Explicación.

17,1-5 Este epílogo añadido a la historia de Córaj remacha el puesto privilegiado de los sacerdotes aaronitas, a la vez que liga la cobertura de bronce del altar del incienso (Ex 27,2) con una vieja tradición. Aunque Dios no ha aceptado el incienso ofrecido por los culpables, los incensarios han quedado consagrados por el fuego celeste o por una muerte de expiación, o por haber vivido para un juicio de Dios, y ya no se pueden dedicar a usos profanos. Pero no son ofrenda, sino recordatorio: es decir, escarmiento perpetuo para quienes asisten al culto. El incienso sólo lo pueden ofrecer los que el Señor ha elegido.

17,3 Ex 27,2.

17,5 Nm 16.

17,6-15 El tema de los incensarios continúan en otro episodio que confirma la función privilegiada del sacerdote Aarón. El pueblo protesta por la muerte de sus 250 representantes, atribuyéndosela a Moisés, que apeló al juicio de Dios. De nuevo se presenta el Señor, amenazador. Para calmar la ira de Dios, Moisés interpone su intercesión y encarga a Aarón que cumpla un rito de expiación con incienso: así se detiene la plaga, después que ha muerto una multitud. Parece copiar el esquema de Ex 32, en el que el rito de expiación fue una matanza ejecutada por levitas.

El incienso funciona como línea de demarcación entre la muerte y la vida: el hedor de la corrupción se detiene ante el aroma sagrado, el exterminador ante el ungido; el sumo sacerdote interpone una barrera frente al avance de la muerte. Véase la descripción idealizada de Sab 18,20-25: representante de Dios, del cosmos, de los doce patriarcas.

17,7 Nm 14,1s.

17,10 Nm 16,26.

17,12 Eclo 18,20-25.

17,16-26 Este episodio justifica los privilegios de la entera tribu de Leví, representada por Aarón. No hay separación de levitas y aarónidas, no hay distinciones jerárquicas dentro de la tribu; es una unidad compacta y homogénea. Es una de las doce y no cuenta aparte (como en 1-2). El relato responde a la objeción de los rubenitas (cap.16): ¿son todas las tribus igualmente sagradas? De nuevo un juicio de Dios lo declara.

La misma palabra hebrea significa tribu y vara (rama de un tronco), pero el autor evita el juego hablando de "casas" o familias. Dar flores y fruto es símbolo obvio de vitalidad y fecundidad (Is 11,1; 6,13; Os 14,6-8). El proceso biológico sucede milagrosamente en una noche, en presencia o por la presencia del protocolo de la alianza. La vara = tribu de Leví florece y da fruto en el templo del Señor: Sal 92,13. ¿Por qué almendras? Quizá por la raíz hebrea significa, velar, vigilar (cfr. Jr 1,11).

17,28 El grito se puede escuchar como concluisión de todos los juicios de Dios han precedido, de la manifestación de la gloria y la ira del Señor. El pueblo siente la cercanía abrasadora de la santidad de Dios, prorrumpe en gritos de pavor y aprende a no acercarse sin ser llamado.

Por encima de la elección de Moisés y Aarón se ha revelado la santidad de Dios. El verso sirve además de introducción a la sección legal siguiente.

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