lunes, 18 de julio de 2016

NÚMEROS. CAPÍTULO 22.

Balac llama a Balaán.


221Siguieron adelante y acamparon en la estepa de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2Balac, hijo de Sipor, vio cómo había tratado Israel a los amorreos, 3y Moab tuvo miedo de aquel pueblo tan numeroso; Moab tembló ante los israelitas. 4Y dijo a los senadores de Madián:

-Esa horda va a apacentarse en nuestra comarca como un buey que pace la hierba de la pradera.
5Balac, hijo de Sipor, era entonces rey de Moab. Y despachó correos a Balaán, hijo de Beor, que habitaba en Petor, junto al Éufrates, en tierra de amonitas, para que lo llamaran, diciéndole:
-Ha salido de Egipto un pueblo que cubre la superficie de la tierra, y se ha establecido frente a nosotros. 6Ven, por favor, a maldecirme a ese pueblo, que me excede en número, a ver si logro derrotarlo y expulsarlo de la región. Pues sé que el que tú bendices queda bendecido y el que tú maldices queda maldecido.
7Los senadores de Moab y de Madián fueron con el precio del conjuro a donde estaba Balaán y le transmitieron el mensaje de Balac. 8Él les dijo:
-Dormid esta noche aquí y os comunicaré lo que el Señor me diga.
Los jefes de Moab se quedaron con Balaán.

Balaán se niega a ir

9Dios vino a ver a Balaán y le preguntó:
-¿Quiénes son esos que están contigo?
10Contestó Balaán:
-Me los ha enviado Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, coneste mensaje: 11<<Un pueblo ha salido de Egipto que cubre la superficie de la tierra; ven pronto a maldecírmelos, a ver si logro pelear con ellos y expulsarlos>>.
12Dios dijo a Balaán:
-No irás con ellos ni maldecirás a ese pueblo, que es bendito.
13Balaán se levantó a la mañana siguiente y dijo a los ministros de Balac:
-Volved a vuestra tierra, pues el Señor no me deja ir con vosotros.
14Los jefes de Moab se levantaron, y llegados a casa de Balac, le dijeron:
-Balaán se ha negado a venir con nosotros.
15Pero Balac despachó otros jefes más numerosos e importantes que los anteriores, 16los cuales llegaron adonde estaba Balaán y le dijeron:
17-Así dice Balac, hijo de Sipor: No rehúses venir a verme, pues te haré muy rico y haré todo lo que me digas. Ven, por favor, a maldecirme este pueblo.
18Balaán respondió a los ministros de Balac:
-Aunque me diera su palacio lleno de oro y plata, yo no podría quebrantar el mandato del Señor, mi Dios, ni poco ni mucho. 19Por tanto, quedaos aquí esta noche, hasta que sepa lo que me dice el Señor esta vez.

La burra de Balaán

20Dios vino de noche a donde estaba Balaán y le dijo:
-Ya que esos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.
21Balaán se levantó de mañana, aparejó la borrica y se fue con los jefes de Moab. 22Al verlo ir, se encendió la ira de Dios, y el ángel del Señor se plantó en el camino haciéndole frente. Él iba montado en la borrica, acompañado de dos criados. 23La borrica, al ver al ángel del Señor plantado en el camino, con la espada desenvainada en la mano, se desvió del camino y tiró por el campo. Pero Balaán le dio de palos para volverla al camino.
24El ángel del Señor se colocó en un paso estrecho, entre viñas, con dos cercas a ambos lados. 25La borrica, al ver al ángel del Señor, se arrimó a la cerca, pillándole la pierna a Balán contra la tapia. Él la volvió a golpear.
26El ángel del Señor se adelantó y se colocó en un paso angosto, que no permitía desviarse ni a derecha ni a izquierda. 27Al ver la borrica al ángel del Señor, se tumbó debajo de Balaán. Él, enfurecido, se puso a golpearla.
28El Señor abrió la boca a la borrica y está dijo a Balaán:
-¿Qué te he hecho para que me apalees por tercera vez?
29Contestó Balaán:
-Que te burlas de mí. Si tuviera a mano un puñal, ahora mismo te mataría.
30Dijo la borrica:
-¿No soy yo tu borrica, en la que montas desde hace tiempo? ¿Me solía portar contigo así?
Contestó él:
-No.
31Entonces el Señor abrió los ojos a Balaán, y éste vio al ángel del Señor plantado en el camino con la espada desenvainada en la mano, e inclinándose se postró rostro en tierra.
32El ángel del Señor le dijo:
-¿Por qué golpeas a tu burra por tercera vez? Yo he salido a hacerte frente, porque sigues un mal camino. 33La borrica me vio y se apartó de mí tres veces. Si no se hubiera apartado, ya te habría matado yo a ti, dejándola viva a ella.
34Balaán respondió al ángel del Señor:
-He pecado, porque no sabía que estabas en el camino, frente a mí. Pero ahora, si te parece mal mi viaje, me vuelvo a casa.
35El ángel del Señor respondió a Balaán:
-Vete con esos hombres; pero dirás únicamente lo que yo te diga.
Y Balaán prosiguió con los ministros de Balac.

Balaán y Balac

36Cuando Balac oyó que se acercaba a Balaán, salió a recibirlo a Ciudad Moab, en la frontera del Arnón, límite de su territorio. 37Y le dijo:
-Yo te mandé llamar, ¿por qué no quería venir? ¿No puedo yo hacerte rico?
38Respondió Balaán:
-Acabo de llegar a tu casa; pero ¿qué puedo yo dcir? Pronunciaré sólo la palabra que el Señor me ponga en la boca.
39Balaán prosiguió con Balac hasta que llegaron a Ciudad Jusot. 40Allí Balac hizo matar vacas y ovejas, y ofreció la carne a Balaán y a los jefes que lo acompañaban. 41A la mañana siguiente Balac tomó a Balaán y subió con él a Monte Baal, desde donde se distinguían las posiciones extremas del pueblo.



Explicación.



22-24 Actualmente forman un bloque narrativo unificado, no unitario. Se pueden considerar como una serie de oráculos provistos de un marco narrativo. El autor final compone un texto con materiales más antiguos. Por su respeto de las tradiciones manejadas, permanecen algunas incoherencias más o menos llamativas, y se conserva cierto colorido viejo o arcaico. Por su voluntad de composición y sus intervenciones localizadas, el autor final impone un sentido coherente a todo el bloque.


Es antigua o puede serlo la figura del especialista en adivinación y conjuros. En Babilonia lo llamaban baru, y sus servicios podían ser muy estimados en la corte o por particulares. El texto coloca la actividad profesional de Balaán junto al Éufrates (5); pero otras frases y alguna versión lo colocan más bien en el sur (Amón?, Madián, Amalec, Quenitas). El adivino consulta signos, los interpreta y pronuncia presagios; el hechicero pronuncia conjuros eficaces. De ambas actividades hay testimonios en las culturas antiguas, y Balaán desempeña ambas funciones.

El cuento de la burra también tiene sabor antiguo o quizá a-temporal. No parece inventado ad hoc por el autor del libro, y produce algunas estridencias. En varios puntos del relato asoma la antigüedad o al menos tiempos pasados. De los oráculos hablaremos más abajo.

Es indudable que el autor tenía una idea precisa, y ha logrado que informe el relato y se comunique al lector. Es su función actual en el libro, hacia el final del gran viaje. El Señor se había enfrentado victoriosamente con las fuerzas ocultas de los magos en Egipto; ahora se enfrenta con fuerzas arcanas y misteriosas y se apodera de ellas. Fracasado el poderío humano militar, el enemigo recurre a los poderes sobrehumanos más temibles y difíciles de contrastar. Pues bien, el Señor triunfa de esos poderes transformando al adivino en profeta suyo.

Balaán pasa a ser profeta ilustre de las glorias de Israel (cfr. Dt 23,5-6; Miq 6,5). Pero una tradición divergente ha aislado sus malas artes, sus servicios vendidos al rey extranjero,  y lo ha convertido en personaje siniestro, "el malo". Empieza esa interpretación en este libro (31,16) al denunciarlo como instigador de las seductoras moabitas de Beel Fegor (cap.25); sigue Jos 24,9-10 y resuena en el NT (2 Pe u Jds).

22,1 La posición marca el final de la marcha y el comienzo de la entrada: enfrente queda Jericó, la puerta que habrá que forzar. Pero antes suceden muchas cosas en Moab. El autor ha querido que leyéramos el episodio de Balaán en Moab, a las puertas de Canán. Al final del viaje el peligro extremo. Pero el contexto es artificial y se advierte.

22,2 Balac desempeña un papel importante. Toma la iniciativa para desencadenar los poderes del hechicero. Del pavor militar pasa a la confianza irracional en su adivino importado; pasará de la desilusión a la frustración y al fracaso completo. Pequeño faraón con un mago de alquiler y sin ejército. Los "amorreos": Sijón y quizá Og.

22,3 El miedo proverbial de Ex 15,14-16, sin referencia a Dios (cfr. Jos 5,1).

22,4 La presencia de madianitas es extraña: ¿aliados, empleados de la corte, consejeros? (cfr. la presencia de un madianita en Beel Fegor, 25,6). El miedo de Moab es el de un pueblo agrícola.

22,5 "Amonitas": según algunos manuscritos y versiones. En hebreo: "en la tierra de su pueblo" = su tierra, su patria.

22,6 Para Balac la salida de los israelitas de Egipto es una de esas migraciones de pueblos conocidas en la antigüedad. Bendecir y maldecir es el objeto o el sentido de los conjuros eficaces (compárese con la fórmula tan próxima como divergente de Gn 12,3).

22,8 Era frecuente esperar la comunicación divina en sueños o en visión nocturna (cfr. Job 4); incluso se practicaba el rito de la incubación en la presencia de una divinidad. En la respuesta el autor final ya se ha adueñado del adivino y le hace pronunciar el nombre de Yhwh. Quizá sea adelantar demasiado. El verso siguiente dice elohim.

22,9 Como si ese Dios necesitara la información humana; o simplemente provoca una toma de conciencia. "La tierra" expresión hiperbólica, que también podría significar el territorio.

22,12 La prohibición está en futuro categórico. La maldición del adivino nada podrá contra la bendición de Dios. Jos 24,9.

22,15 Funciona el recurso narrativo de duplicar la situación (explotado en la historia de José). Balac interpreta la negativa como desacuerdo sobre precio y condiciones, y por eso despacha otra emabajada prometiendo bastante más que el precio del conjuro.

22,18 El narrador carga la mano y hace decir a Balaán "Yhwh mi Dios". El adivino actúa como hombre honesto y sincero, despreciador de riquezas, al servicio incondicional del Dios de Israel. La situación repetida sirve para enganchar el episodio de la burra, pero no logra el ensamblaje perfecto.

22,20 Empezamos a identificar el lenguaje de la profecía: ir y decir, misión y palabra; la palabra implícita en el "hacer" (cfr. Jr 1). Pero este envío inicial dificulta la inserción del episodio próximo, en el que Dios se opone al viaje.

22,21 Se trata de introducir en la acción a la borrica. El breve relato tiene encanto de cuento popular. Para leerlo correctamente, hay que observar o espiar la ironía del pasaje, hecha de simetrías y oposiciones. El Señor se irrita con el adivino, el adivino con su borrica; maneja el palo a falta de puñal mientras el ángel tiene desenvainada la espada; el hombre se deja arrebatar de la pasión, la borrica intenta reducirlo a la razón; el adivino no percibe la presencia sobrehumana, la borrica lo ve y reconoce; el Señor abre la boca a la borrica y los ojos al adivino; al final, la humildad tranquila del animal, tratado a palos, salva la vida al amo violento. Buen papel representa Balaán en manos del narrador, que se divierte en dejarlo en ridículo e invita al lector a reírse de él. 1 Re 13,14.

22,22 "Hacer frente" es en hebreo satán, que significa rivalidad, oposición, y también fiscal acusador.

22,23 Otro animal que habla en el AT es la serpiente del paraíso. La autoridad "sapiencial" de los animales está atestiguada en otros pasajes: Prov 6,6-9; 30,24-30; Job 12,7-9; Eclo 1,9-10.

22,23-27 Según módulos del género, la acción avanza en tres etapas análogas, con elementos repetidos y pequeños avances en la reacción del animal.

22,28 La fórmula es propia de la profecía: Ez 3,27; 33,22. Dios asigna al animal una función profética, dirigida en primer lugar al adivino. Puede compararse con la lección vegetal dirigida al profeta en Jon 4.

22,35 Después de la lección aprendida, el Señor ratifica la vocación profética: envío y palabra. Desde este momento el adivino mesopotámico es un profeta del Señor Dios de Israel.

22,38 Balaán es consciente de su nueva vocación, no basada en una pericia profesional, sino en la capacidad de transmitir la palabra del Señor. Balac no se preocupa demasiado por tal declaración: lo importante es que el famoso adivino ha llegado a Moab. El banquete de cortesía podía ser sacrificial.

22,41 La primera localidad, a juzgar por el nombre, es un monte o collado dedicado a la divinidad cananea Baal. Malsonante a oídos judíos. ¿Se ofrecen a él los sacrificios? Probablemente en la convicción de Balac (v.2), no así en la intención de Balaán (v.4).

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