lunes, 18 de julio de 2016

NÚMEROS. CAPÍTULO 27.

Herencia de las hijas

271Se acercaron las hijas de Salfajad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir,hijo de Manasés, del clan de Manasés, hijo de José, que se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá, 2y se presentaron a Moisés, a Eleazar, a los jefes y a la comunidad entera a la entrada de la tienda del encuentro, y declararon:
3Nuestro padre ha muerto en el desierto. No era de la banda de Córaj, de los que se rebelaron contra el Señor, sino que él murió por su propio pecado. Y no ha dejado hijos. 4Porque no haya dejado hijos no va a borrarse el nombre de nuestro padre dentro de su clan. Danos a nosotras una propiedad entre los hermanos de nuestro padre.
5Moisés presentó la causa al Señor, 6y el Señor dijo a Moisés:
7-Las hijas de Salfajad tienen razón. Dales alguna propiedad en heredad entre los hermanos de su padre; pásales a ellas la herencia de su padre. 8Después di a los israelitas: Cuando alguien muera sin dejar hijos, pasaréis su herencia a su hija; 9si no tiene hijas, daréis su herencia a sus hermanos; 10si no tiene hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre; 11si su padre no tiene hermanos, daréis su herencia al pariente más cercano entre los de su clan; éste recibirá la herencia. Esta es para los israelitas la norma justa, como el Señor se lo ordenó a Moisés.

El Señor anuncia a Moisés su muerte

12El Señor dijo a Moisés:
-Sube al Monte Abarín y mira la tierra que voy a dar a los israelitas. 13Después de verla te reunirás también tú con los tuyos, como ya Aarón, tu hermano, se ha reunido con ellos. 14Porque os rebelasteis en el desierto de Sin*, cuando la comunidad protestó, y no les hicisteis ver mi santidad junto a la fuente, Meribá, en Cades, en el desierto de Sin.
15Moisés dijo al Señor:
16-Que el Señor, Dios de los espíritus de todos los vivientes, nombre un jefe para la comunidad; 17uno que salga y entre al frente de ellos, que los lleve en sus entradas y salidas. Que no quede la comunidad del Señor como rebaño sin pastor.
18El Señor dijo a Moisés:
-Toma a Josué, hijo de Nun, hombre de grandes cualidades, impón la mano sobre él, 19preséntaselo a Eleazar, el sacerdote, y a toda la comunidad, 20dale instrucciones en su presencia y delégale parte de tu autoridad, para que la comunidad de Israel le obedezca. 21Se presentará a Eleazar, el sacerdote, que consultará por él al Señor por medio de las suertes, y conforme al oráculo, saldrán y entrarán él y los israelitas, toda la comunidad.
22Moisés hizo lo que el Señor le había mandado: tomó a Josué, lo colocó delante del sacerdote Eleazar y de toda la asamblea, 23le impuso las manos y le dio las instrucciones recibidas del Señor.

Explicación.

27,1-11 Hablando del reparto de tierra, el texto presenta un caso legal de herencia en forma de narración, según un esquema conocido (Nm 9,6-14; 15,32-36). Se presenta a la autoridad un caso no previsto en la ley; las autoridades consultan y el Señor da la respuesta, que tiene fuerza legal permanente.

La nueva ley arraiga en el principio de que la tierra es don del Señor a Israel y que los terrenos han de permanecer dentro de la tribu, clan y familia. El derecho y la obligación de rescate aseguran dicha estabilidad. Se puede considerar paralela y complementaria de la ley del levirato (Dt 25,5-10). Supone que las hijas no heredaban terrenos.

27,3-4 El padre ha sido culpable de algún pecado general, p. ej. el del cap. 13, no ha participado en la rebelión de Córaj. Esto hace deducir que en algunos delitos la herencia no pasaba a los sucesores. Al recibir la herencia, podrán ellas aceptar un marido que conserve el apellido y la propiedad del difunto, dentro de la tribu.

27,8-11 Esta es una innovación importante en el derecho de sucesión. No sabemos de cuándo data.

27,12-23 El relato de la muerte de Moisés y sucesión de Josué sigue la pauta de la muerte de Aarón (20,27-29) y repite el anuncio de la muerte e investidura del sucesor en una montaña. Pero suceden varios cambios importantes. La muerte no se narra a continuación, sino que se intercalan capítulos diversos y el Deuteronomio entero; la muerte se narra en el último capítulo del Deuteronomio. Otro dato nuevo, que se cumplirá más tarde, es que Moisés contemplará, antes de morir, la tierra prometida y a él vedada.

27,12-14 El narrador es sobrio, en extremo sobrio, al contar este suceso increíble e impresionante. Por un lado se apoya en todo el proceso dramático precedente; por otra parte, no entra en la intimidad de Moisés. Le deja hablar, nada más: brevemente. Toca al comentario subrayar lo tremendo de la noticia, Moisés fue elegido para llevar a cabo una empresa que aceptó contra su voluntad. Después se ha identificado con la empresa, ha vivido y se ha desvivido por ella. Cuando está tocando con las manos el final de sus anhelos y trabajos, le imponen el retiro definitivo. ¿No contradice Dios sus primeras palabras (Ex 3,7-10)? ¿No maltrata a su siervo fiel (Nm 11,11-15; 12,7)? La comunicación de Dios tiene un agravante: que la muerte prematura de Moisés será pena infligida como castigo. ¿No es demasiado cruel el castigo? ¿No ha acumulado Moisés méritos que contrarresten el peso del pecado? Estas reflexiones nos ayudan a comprender lo que significa para el autor la "santidad" de Dios.

27,14 * = Espino.

27,15-17 La respuesta de Moisés al anuncio es diversa en Dt 3,23-28 y en el presente capítulo. Moisés no piensa en sí, piensa en su pueblo. Acepta el retiro, con tal de que siga la empresa, porque ésta es más importante y está por encima de sus intereses y sentimientos personales. Es una reacción magnánima, ejemplar: coherente con su fidelidad demostrada a Dios y con su entrega generosa al pueblo.

27,16 El título divino se lee aquí y en la rebelión de Córaj (16,22). Espíritus en el sentido primario de vida, de hombres y animales; pero implicando también dones y carismas para los humanos (cfr. Sal 36,7-8).

27,17 Entrar y salir sintetizan la actividad entera del jefe, en la guerra y en la paz. El título de pastor es común en la antigüedad, no sólo hebrea, y alcanza su figura máxima en David, (Sal 78,70-72); pero el rebaño no es propiedad del jefe, es "la comunidad del Señor".

27,18-23 Segunda parte: nombramiento e investidura de Josué. El narrador ha ido introduciendo discretamente a Josué: en la batalla contra los amalecitas (Ex 17,9-13), al lado de Moisés cuando sube al monte (Ex 24,13) o baja (Ex 32,17), celoso de su jefe (Nm 11,28), en el episodio de los exploradores (Nm 14). Lo nombra el Señor. Poseía dotes, o sea "espíritu" para la misión. Recibirá sólo una parte de la dignidad o autoridad de Moisés. Su autoridad estará limitada por la mediación sacerdotal de las suertes; porque no puede contar, como Moisés, con la palabra directa de Dios. Tenemos, pues, una división complementaria de poderes, civil y religioso; algo semejante a lo que leemos en Zac 3 (según algunos, en el Sal 110). El rito se reduce a la imposición de las manos, y se seguirá practicando secularmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario