miércoles, 21 de septiembre de 2016

DEUTERONOMIO: CAPÍTULO 10.

101>>En aquella ocasión me dijo el Señor: "Talla dos losas de piedra, como las primeras, súbemelas a la montaña y haz un arca de madera; 2voy a escribir sobre esas losas los mandamientos escritos en las losas primeras, que has estrellado, para que las deposites en el arca". 3Hice un arca de madera de acacia, tallé dos losas de piedra como las primeras y subí al monte con las dos losas. 4Él escribió en las losas la misma escritura de antes, los Diez Mandamientos que os había dado el Señor en la montaña, desde el fuego, el día de la asamblea, y me las entregó. 5Yo bajé de la montaña y coloqué las dos losas en el arca que tenía preparada, y allí quedaron, como me había mandado el Señor.
6>>(Los israelitas se dirigieron de los Pozos de Anac a Moserot*. Allí murió Aarón y allí lo enterraron. Su hijo Eleazar le sucedió en el sacerdocio. 7De allí se dirigieron a Gudgoda*, y de allí a Yotbatá*, regió de torrentes. 8En aquella ocasión el Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera a disposición del Señor para servirle y para que bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. 9Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor en su heredad, como le dijo el Señor, tu Dios).
10>>Yo permanecí en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como la vez anterior, y también aquella vez me escuchó el Señor. 11No quiso destruiros, sino que me dijo: "Levántate y disponte a partir al frente del pueblo. Que vayan y tomen posesión de la tierra que les daré, como prometí a sus padres".
12 >>Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que respetes al Señor, tu Dios; que sigas sus caminos y lo ames; que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma; 13que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien.
14>>Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo; la tierra y todo cuanto la habita; 15con todo, sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.
16>>Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; 17que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y terrible, no es parcial ni acepta soborno, 18hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al emigrante, dándole pan y vestido.
19>>Al Señor, tu Dios, respetarás y a él sólo servirás, te pegarás a él, en su nombre jurarás. 21Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto.
22>>Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.

Explicación.

10,1-11 La entrega del nuevo protocolo significa la renovación de la alianza; se presenta aquí como consecuencia de la intercesión de Moisés. Está bastante resumido el episodio contado en Ex 34,1-3.28. Dado que Moisés está contando el suceso, es lógico que no recite el texto escrito en las nuevas losas. En cambio añade un particular: la fabricación del arca, donde se conservará el protocolo de la alianza renovada.

10,4 Repite a la letra 9,10 , subrayando la continuidad de la renovación.

10,6-7 Estaciones del viaje que corresponden en parte a las de Nm 33,31-33.

10,6 * = Coyundas.

10,7 * = Rajada; Mejorada.

10,8-9 La mención del arca atrae por asociación esta nota sobre los levitas, encargados de custodiar y transportar dicha arca. De bendecir: compárese con Nm 6,22-27, que lo atribuye a los aarónidas.

10,11 Como Ex 32,34 y 33,1.

10,12 La pregunta introduce un programa (cfr. Miq 6,8).

Empieza la cuarta y última serie de exhortaciones sobre la alianza y los mandamientos, antes de pasar al código legal. La exhortación suena como un tema con variaciones o como desarrollo de unos cuantos motivos literarios correlativos. El estilo es retórico, el texto pide la declamación.

Amar al Señor implica cumplir sus mandamientos: el amor se traduce en obediencia. Esto se puede leer en dos direcciones: si hay amor, se seguirá el cumplimiento, porque es un amor dinámico; o bien, se cumplen, no por ética humanista, sino por amor de Dios. El fundamento es lo que es el Señor en sí y para los israelitas: lo que ha hecho por ellos y lo que hará en forma de bendiciones condicionadas.

El predicador desgrana una serie de sinónimos equivalentes, que se combinan sin tensión o se intercambian. Juntando sólo 12 con 20 registramos: respetar o temer, seguir sus caminos, amar, servir, respetar, servir, pegarse o adherirse. Nosotros diríamos: adhesión, entrega, amor, lealtad, respeto, servicio... Temor y amor no se consideran opuestos o inconciliables, sino integrantes de una actitud amorosa y reverencial. El v.21 añade la alabanza como actividad cúltica. Para los mandatos usa guardar y hacer.

10,14-15 Un motivo: la elección como acto de amor afectuoso, como en el enamoramiento (cfr. Siquén y Dina Gn 34). Elige primero a los patriarcas; de sus descendientes, que son varios pueblos, elige a Israel. Elegir es estrechar, preferir.

10,16 Al otorgar la alianza a Abrahán, le pidió como señal la circuncisión. Un rito externo que significaba pertenencia, entrega. Si no es expresión de una actitud interna, de despojo y entrega, de nada vale (Jr 4,4; Rom 2,29;  Col 2,11-13).

10,17-18 El Señor está descrito como soberano imperial, aunque sin usar el título explícito de rey. Está por encima de todos, con poder universal. Fuerte en la guerra, juez incorruptible, justo en la paz (cfr. Sal 45). Su justicia es primariamente defender al indefenso, hacer valer los derechos del desvalido. Huérfano, viuda y emigrante constituyen la clase social del proletariado.

10,19 Semejante justicia se impone como modelo que los israelitas han de imitar, ya que ellos experimentaron la condición de emigrantes explotados y el auxilio del Señor en su situación. El verso interrumpe la exposición, indicando lo importante que es para el autor. Los mandamientos son "para el bien", para establecer una sociedad justa.

10,20 Uno jura en nombre de la divinidad que venera (cfr. Gn 31.35). Por eso, este mandamiento se reduce al primero.

10,21 Objeto único de la alabanza litúrgica (cfr. Sal 22,4; 148).

10,22 Primera bendición de Abrahán (Gn 15). Las estrellas son la población celeste, los ejércitos del Señor; a los que corresponde en la tierra el pueblo elegido (Ex 12,41). Sobre el número setenta, Gn 46,8-27).

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