miércoles, 21 de septiembre de 2016

DEUTERONOMIO: CAPÍTULO 11.

111>>Amarás al Señor, tu Dios; guardarás sus consignas, sus decretos y preceptos mientras te dure la vida. 
2>>Sabedlo hoy. No se trata de vuestros hijos, que ni entienden ni han visto el escarmiento de vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte y su brazo extendido, 3los signos y hazañas que hizo en medio de Egipto contra el Faraón, rey de Egipto, y contra todo su territorio; lo que hizo al ejército egipcio, a sus carros y caballos: precipitó sobre ellos las aguas del Mar Rojo cuando os perseguían y acabó con ellos el Señor, hasta el día de hoy; 5lo que hizo con vosotros en el desierto, hasta que llegasteis a este lugar; 6lo que hizo a Datán y Abirón; hijos de Eliab, hijo de Rubén: la tierra abrió sus facues y se los tragó con sus familias y tiendas, con su servidumbre y ganado, en medio de todo Israel. 7Se trata de vosotros, que habéis visto con vuestros ojos las grandes hazañas que hizo el Señor.
8>>Guardaréis fielmente los preceptos que yo os mando hoy, así seréis fuertes, entraréis y tomaréis posesión de la tierra adonde cruzáis para conquistarla; 9prolongaréis vuestros años sobre la tierra que el Señor, vuestro Dios, prometió dar a vuestros padres y a su descendencia: una tierra que mana leche y miel. 10La tierra adonde te diriges para conquistarla no es como la tierra de Egipto, de donde saliste: allí sembrabas tu semilla y la regabas como unahuerta dando a la noria con los pies. 11La tierra adonde cruzas para tomarla en posesión es una tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo; 12es una tierra de la que el Señor, tu Dios, se ocupa y está siempre mirando por ella, desde el principio del año hasta el fin.
13>>Si escuchas y obedeces los preceptos que yo te mando hoy, amando al Señor, vuestro Dios, y sirviéndole con todo el corazón y con toda el alma, 14yo os mandaré a vuestra tierra la lluvia a sus tiempos: la lluvia temprana y la tardía; cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite; 15yo pondré hierba en tus campos para tu ganado, y comerás hasta hartarte.
16>>Pero, cuidado, no os dejéis seducir ni os desviéis sirviendo a dioses extranjeros y postrándoos ante ellos; 17porque se encenderá la ira del Señor contra vosotros, cerrará el cielo y no habrá más lluvia, el campo no dará sus cosechas y desapareceréis en seguida de esa tierra buena que os va a dar el Señor.
18>>Meteos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente, 19enseñádselas a vuestros hijos, habladles de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado, 20escríbelas en las jambas de tu casa y en tus portales, 21para que dures y duren tus hijos en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, cuanto dure el cielo sobre la tierra.
22>>Si ponéis fielmente por obra los preceptos que yo os mando hoy amando al Señor, vuestro Dios, siguiendo sus caminos y pegándoos a él, 23el Señor irá por delante expulsando a esos pueblos, más grandes y fuertes que vosotros, y vosotros iréis ocupando su tierra; 24todo lo que pisen vuestros pies será vuesetro; se extenderán vuestras fronteras del Desierto al Líbano, del Río (Éufrates) al Mar Occidental. 25Nadie podrá resistiros, porque el Señor, vuestro Dios, sembrará vuestro pánico y vuestro terror por toda la tierra que piséis, como os tiene dicho.
26>>Mira. Hoy os pongo delante bendición y maldición: 27la bendición, si acatáis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; 28la maldición, si no acatáis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habíais conocido.
29>>Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra adonde vas para tomarla en posesión, darás la bendición en el monte Garizín y la maldición en el monte Ebal. 30(Se encuentran a la otra parte del Jordán, detrás de la carretera de poniente, en la tierra de los cananeos que habitan en la Estepa, frente a Guilgal, cerca de la encina de Moré).
31>>Estáis a punto de cruzar el Jordán, de tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os va a dar. 32Cuando toméis posesión de ella y la habitéis, pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy>>.


Explicación.

11,1 Tiene valor de síntesis, con el amor como principio de todo, con cuatro sinónimos que indican la totalidad de mandatos, y para la totalidad de la vida.

11,2-7 Esquema generacional. Según Nm 14, algunas generaciones reciben tareas particulares: la generación rebelde tiene que vivir y morir en el desierto, a la generación siguiente toca entrar en la tierra e iniciar la nueva vida del pueblo, a otras tocará continuar con tareas propias o comunes. Según el autor, Moisés se enfrenta con una generación única en la historia: testigos todavía no responsables de la liberación, autores en el camino del desierto, hoy responsables de la entrada. La alianza renovada ante el Jordán significa el asumir plenamente esa responsabilidad de la alianza con sus consecuencias.

Entre las acciones de Dios selecciona el beneficio fundamental y un castigo ejemplar. En ambos el Señor se enfrenta con dos grupos opuestos y asociados. Opuestos eran el Faraón con los egipcios y un grupo de israelitas que escapan. Asociados después frente a Dios: el Faraón por su resistencia y arrogancia, Datán y Abirán por su rebelión. Quiere decir que el Señor puede encontrar enemigos también dentro de Israel: un escarmiento para los oyentes.

11,2 Instrucción: o educación, que incluye también reprensión y castigo.

11,8-9 Comienza el tema de la tierra, segunda persona patriarcal. En cuanto objeto de promesa, la entrega sería incondicionada; Moisés la presenta condicionada al cumplimiento de los mandatos; no sólo la entrega, sino también la conservación.

11,10-17 La tierra de Canaán es don de Dios (repite siete veces "tierra" como en el cap. 8); pero su fertilidad depende de la lluvia, que también es don de Dios. Por la lluvia a sus tiempos se actualiza el don inicial, y Dios atiende a los suyos sin descuidarse (Sal 65,10-14). Egipto tiene el Nilo y las norias; en Canaán los israelitas, por la lluvia, vivirán colgados de Dios. Así se pueden cifrar en la lluvia las bendiciones y maldiciones de la alianza: la lluvia es sazón es bendición, negada es maldición. Y como de ella depende el alimento, es vida o muerte. (Era diversa la descripción de 8,7). Así serán interpretadas lluvia y sequía por lo profetas y en los salmos. En este capítulo observamos también el carácter polar del agua: Dios precipita sobre el ejército egipcio las aguas mortíferas, dará a los israelitas aguas de lluvia benéficas.

La alternativa es radical: entrega total al Señor y sus mandatos o culto y servicio de dioses extranjeros (13.16). Los cananeos practicaban cultos de fertilidad, tenazmente ligados a la tierra; Baal era Dios de los meteoros. Moisés se mantiene en el contexto del primer mandamiento.

11,14 Jr 5,24.

11,15 Sal 104,14.

11,17 Desaparecer: significa muerte por el contexto próximo textual, por el contexto histórico presupuesto, incluye también el destierro. Maldición no ligada a la lluvia, sí a la tierra.

11,18-21 Recoge con algunas variantes la exhortación con que comienza el primer "escucha" (6,6-9). Se dirige a cada israelita en su conducta personal y como miembro responsable en la cadena de generaciones. La presencia de "estas palabras", mandato y exhortación, ha de ser penetrante y envolvente: dentro del alma y fuera en el cuerpo. En la frente que se muestra y en la mano que actúa, en la puerta de casa y en el portón de la ciudad, la boca las lleva en las diversas situaciones de la vida. Al morir el individuo, las palabras siguen vivas en hijos y descendientes con duración cósmica. El proceso es dialéctico, porque ellas aseguran perpetuidad al hombre y el hombre a ellas.

11,22-25 Las fronteras corresponden a los dominios de David (1,7). El desierto del Negueb al Sur. No son las fronteras de los judíos en el imperio persa. "Pisar", recorrer, puede ser gesto de toma de posesión.

11,26-28 La sección, que comenzó con el decálogo (cap. 5), se cierra con la recapitulación sobre bendiciones y maldiciones, como lo pide el esquema de alianza. Son el desafío a la libertad del hombre: no como objeto inmediato de elección, sino como consecuencia divinamente garantizada de su conducta. Al elegir un objeto, una acción, el hombre elige sus consecuencias.

11,29-30 Es un rito cuyo texto son los capítulos 27-28 (o una forma más breve) y cuya ejecución se narra en Jos 8,30-35, cuando se considera asegurada la penetración en  la tierra. Haría pleno sentido al terminar la gran renovación de la alianza de Jos 24.

Los dos montes se encuentran junto a Siquén, en el centro de Palestina. Las bendiciones responden a la derecha, que es el sur, las maldiciones a la izquierda, que es el norte. El autor adopta el punto de vista de Moisés, al otro lado del Jordán.

11,32 La fórmula tiene función de estribillo: empalma con 4,45 y con 6,1, los comienzos de la sección antepuesta al cuerpo legal. Sirven también de transición al bloque que empieza a continuación.

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