miércoles, 21 de septiembre de 2016

DEUTERONOMIO: CAPÍTULO 18.

[C] Sobre los sacerdotes (Nm 17)

181>>Los sacerdotes levitas, la tribu entera de Leví, no se repartirá la herencia con Israel; comerán de la heredad del Señor, de sus obligaciones; 2no tendrá parte en la heredad de sus hermanos, el Señor será su heredad, como le dijo.
3>>Derechos sacerdotales. Si uno del pueblo sacrifica un toro o una oveja, dará al sacerdote una espalda, las quijadas y el cuajar. 4Le darás las primicias de tu trigo, tu mosto y tu aceite y la primera lana al esquilar tu rebaño. 5Porque el Señor, tu Dios, los eligió para siempre, a él y a sus hijos, de entre todas las tribus, para que estén al servicio personal del Señor.
6>>Si un levita residente en cualquier poblado de Israel se traslada por voluntad propia al lugar elegido por el Señor, 7podrá servir personalmente al Señor, su Dios, como el resto de sus hermanos levitas que están allí al servicio del Señor, 8y comerá una parte lo mismo que los demás. (Se exceptúan los sacerdotes adivinos).

[D] Sobre los profetas

9>>Cuando entres en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, no imites las abominaciones de esos pueblos. 10No haya entre los tuyos quien queme a sus hijos o hijas, ni vaticinadores, ni astrólogos, ni agoreros, 11ni hechiceros, ni encantadores, ni espiritistas, ni adivinos, ni nigromantes. 12Porque el que practica eso es abominable para el Señor. Y por semejantes abominaciones los va a desheredar el Señor, tu Dios.
13>>Sé íntegro en tu trato con el Señor, tu Dios; 14esos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a astrólogos y vaticinadores, pero a ti no te lo permite el Señor, tu Dios.
15>>Un profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios; a él le escucharéis.
16>>Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio para no morir".
17>>El Señor me respondió: "Tienes razón. 18Suscitaré un profeta de entre tus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo le mande. 19A quién no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. 20Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá".
21>>Y si te preguntas: "¿Cómo distinguir si una palabra no es palabra del Señor?"
22>>Cuando un profeta hable en nombre del Señor y no suceda ni se cumpla su palabra, es algo que no dice el Señor; ese profeta habla por arrogancia, no le tengas miedo.

Explicación.

18,1-9 El texto no distingue entre levitas y aarónidas como dos órdenes jerárquicos. Habla de levitas que ejercen funciones sacerdotales. Después de la centralización del culto, quedan sin trabajo los levitas de santuarios locales: al presente ley les da derecho a trasladarse a Jerusalén para oficiar allí y vivir de las entradas del templo. Si se queda en su poblado, al no poseer propiedades, desciende a la clase de los necesitados.

El levita de Jue 17 tiene una colocación en casa de una familia. El relato de Jr 32 habla de propiedades sacerdotales en Anatot, Ezequiel les asigna propiedades en su reparto ideal 45,1-8.

El principio es económico, pero la formulación desborda el contexto y se abre a interpretaciones personalistas y espirituales, de las que puede ser testimonio el salmo 16.

18,8 La frase final es muy dudosa. La traducción propuesta corrige el texto. Otra traducción: prescindiendo de la herencia paterna.

18,9-22 Al legislar sobre el rey, el autor contaba con una tradición secular e interrumpida. Desde ella se remontaba al tiempo anterior, haciendo a Moisés su legislador. Otro tanto sucede con el profeta, que cuenta también con una larga tradición de profetas, auténticos y falsos. Al remontarse a los comienzos, hace de Moisés el protoprofeta y modelo de profetas.

Del simple orden rey - sacerdote - profeta no se sigue que sea el profeta el más importante. De otros textos se deduce una posición única. De los levitas tiene que tomar el rey el texto auténtico de la tôrâ, del profeta tiene que escuchar la palabra de Dios. El profeta representa una instancia externa al poder y superior a él: introduce en la historia, por medio de la palabra, la soberanía permanente del Señor. El Dt habla de él como si lo fuera, por su continuidad; pero no lo es, porque cada vez depende de una misión y una comunicación de Dios.

El profetismo de Israel no es imitación de instituciones o prácticas extranjeras, antes se opone a ellas. El texto sigue un esquema conocido: prohibición motivada (9-14; precepto con promesa (15-19); sanciones (19-20); un criterio para reconocerlo (21-22).

18,10-11 Es la lista más completa del AT: ocho categorías que no podemos identificar con exactitud. Tienen en común la pretensión de saberes y poderes arcanos, sobrehumanos o infrahumanos. Pretenden superar la razón, en realidad prescinden de ella. Con todo sistematizan sus técnicas y profesionalizan su actividad. Falta el nombre técnico de los magos de Egipto, hartumim.

Con un margen de duda, intentaremos identificar algunos. De "vaticinador" es representante clásico Balaán (Nm 22-24), los consultan los filisteos (1 Sm 6,2); los denuncia Jr 27,9; 29,8. Sigue una bina dudosa: por la raíz, el primero interpreta formas y movimientos de nubes, Isaías los relaciona con los filisteos (Is 2,6); el segundo se relaciona con la serpiente (falso oráculo del paraíso), lo practica José en Egipto (Gn 44,5.15); los practicó Manasés (21,6). Siguen dos del campo de la magia, hechicería, encantamientos: el primero se practica en Egipto (Ex 7,11), en Babilonia (Is 47,9), en Asiria (Nah 3), la fenicia Jezabel (2 Re 9,22). Están emparentados espiritistas y nigromantes, como muestra el episodio de Saúl en Endor (1 Sm 28), ironiza sobre ellos Isaías (Is 8,19) y los supone en Egipto (Is 19,3).

18,15 Con la palabra "profeta" en posición enfática comienza el contraste, lo distintivo de Israel. Aunque existió algo semejante a los profetas en otras culturas, nada se puede comparar ni de lejos al cuerpo profético que conservamos de Israel. El profeta surge en el seno de la comunidad, por intervención directa de Dios. Al decir Moisés "como yo", el autor le asigna un puesto único; tanto que en tiempos posteriores se leyó este verso como anuncio escatológico de un profeta individual. Hch 3,22.

18,16-19 El autor enlaza la institución profética con una tradición mosaica, y lo interpreta democratizándolo: fue iniciativa del pueblo asustado, que el Señor aceptó y sancionó. Con lo cual se relaciona el origen del profetismo con la alianza y se hace de Moisés su prototipo.

18,16 Dt 5,17.

18,17 Jr 1,9; Ez 3,1-10.

18,19 Ez 33,4.

18,20 No sólo es el profeta elegido y enviado de Dios, sino que cada oráculo lo recibe directamente y no lo puede inventar. A veces tendrá que esperar (Jr 42; Hab 2). La gran confrontación de Jeremías con Ananías (Jr 28) puede ilustrar este verso.

18,21-22 La actuación de los falsos profetas fue una pesadilla para Miqueas y en la época crítica de Jeremías y Ezequiel. El texto ofrece un criterio útil pero insuficiente.

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